Hay una dieta que previene el cáncer y es esta

Desde hace años, los investigadores científicos son conscientes del rol que tiene la alimentación respecto de la prevención de enfermedades. Ahora, una serie de estudios realizados por integrantes del Instituto de Salud Carlos III -ISCIII- y la Escuela Andaluza de Salud Pública -EASP- sostienen que tanto nutricionistas como doctores en general, deberían insistir en la importancia de la dieta que previene el cáncer. ¿De qué se trata este régimen alimenticio?

Estos informes, que forman parte del Proyecto EPIC-España y fueron publicados en las revistas Maturitas, British Journal of Urology International y Nutrients, argumentan que la mejor alternativa por la que podemos optar para protegernos de estas patologías es lo que todos conocemos como «dieta mediterránea».

¿Cuál es la dieta que previene el cáncer?

Menor riesgo de cáncer de próstata, mama y colon-recto

Según cita Infosalus, de Europa Press, la alimentación típica de países como España, Italia y Grecia es la más recomendable para aquellos pacientes que tienen antecedentes familiares de alguno de estos tipos de cáncer o que están preocupados por su desarrollo. Sin embargo, así no fuera el caso, es la dieta perfecta para cualquiera que intente mantenerse saludable. Eso, sin que otros regímenes alimenticios supongan el desarrollo inevitable de algún cáncer; claro está.

El Centro Nacional de Epidemiología del ISCIII, liderado por Adela Castello y Marina Pollán, trabajó junto a Miguel Rodríguez Barranco y María José Sánchez, concluyendo que «tener una gran adherencia a la dieta mediterránea no garantiza una total prevención» pero sí una reducción de la probabilidad o peligro asociado a esta enfermedad -una de las que posee tasas de mortalidad más altas-. La relación entre alimentos y patologías, de nuevo en evidencia.

¿Qué alimentos hay que comer más? ¿Y cuáles menos?

En esta insistencia por aumentar el porcentaje de alimentos del «patrón mediterráneo», los expertos aconsejan reducir el consumo de panes, arroces, pastas, lácteos grasos, carnes procesadas, refrescos o bebidas azucarados, etc. Esto, en favor de una dieta basada en frutas, verduras, legumbres y pescados. Evidentemente acompañados de productos clásicos de la cocina mediterránea como lo son el aceite de oliva, e hierbas como el perejil o el cilantro.

Adela Castelló, una de las autoras de los estudios, explicó que «ese simple cambio puede reducir significativamente el riesgo de padecer cáncer». De hecho, achaca el crecimiento en la cantidad de casos de cáncer directamente al incremento proporcional del acceso a alimentos procesados -de origen industrial-. Sumándole a eso que apenas tener tiempo para cocinar, y que los alimentos «hechos» están disponibles incluso vía aplicaciones, entonces no cabe ninguna duda de la incidencia que el estilo de vida tiene en la dieta. El efecto protector de la antigua alimentación se ha esfumado.

Hasta el doble de riesgo de cáncer de próstata: dieta que previene el cáncer

Las investigaciones mostraron que los participantes con una alta adherencia a los patrones de alimentación occidentales tienen hasta el doble de riesgo de sufrir cáncer de próstata que aquellos que adhieren a los patrones mediterráneos.

Y hasta un 53% más probabilidades de desarrollar cáncer colorrectal y hasta un 37% más probabilidades de desarrollar cáncer de mama. Es decir, estadísticas más que suficientes para que vayamos pensando en cambiar nuestras dietas.

¿Qué es el «patrón prudente»?

A pesar de que los médicos no están satisfechos con la adopción de los patrones mediterráneos en las poblaciones americanas y europeas, que salvo excepciones siguen con los patrones occidentales, en los últimos años es posible identificar un tercer patrón. Es el que han llamado «el patrón prudente».

Diferente a los anteriores, su denominación no alude a una ubicación geográfica ni cultura sino a la prudencia que están exhibiendo algunos consumidores.

¿Qué tiene de distinto? Se caracteriza porque las personas están muy interesadas en su peso y su estado de salud. Si bien siguen influenciadas por patrones que podríamos definir como «occidentales», han hecho algunos cambios en su dieta para mejorar su condición física. Son sujetos que regularmente ingieren alimentos como lácteos bajos en grasas, granos integrales, verduras y frutas.

No llevan un patrón mediterráneo completo, pero son conscientes de cómo alimentarse bien puede ser mejor para su salud. En algunos casos, reconocen la sugerencia médica de comer bien sano para evitar afecciones.

Los individuos con un patrón mediterráneo completo no se fijan demasiado en su peso, pero sí son detallistas con los alimentos que consumen todos los días. Ingieren varias porciones de frutas y verduras todas las semanas. Y no pasan más de un par de jornadas sin añadir legumbres, pescados y aceite de oliva.

Advertidos por los nutricionistas, comen las frutas en vez de preparar zumos. Y prácticamente no tienen contacto con los alimentos ultraprocesados.

El patrón prudente, de por sí, ayuda a prevenir enfermedades como la diabetes tipo 2. Al menos en comparación con los patrones occidentales ricos en carnes rojas, carnes elaboradas, patatas fritas y demás preparaciones pocos saludables.

Ya sabes. Si la dieta mediterránea no te convence o no tienes tiempo para ella, al menos podrías inclinarte por el patrón prudente. Tu cuerpo lo agradecerá.