Un fármaco inhalable podría prevenir la neumonía grave
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La neumonía es una infección del pulmón que puede ser causada por múltiples microorganismos (bacterias, virus y hongos). Las neumonías se clasifican según se adquieren en el día a día de una persona (neumonía adquirida en la comunidad) o en un centro sanitario (neumonía hospitalaria).
Cualquiera puede sufrirla, y existen muchos factores que determinan que una persona sea más susceptible a infección por unos microorganismos u otros. En los países desarrollados es la sexta causa de muerte. Se observan aproximadamente entre 7 y 15 casos por cada 1.000 personas al año.
Una reciente investigación publicada en la revista científica Nature Communications, han desarrollado un principio activo a base de ARN denominado RCS-21 para prevenir la inflamación pulmonar grave y la fibrosis, es decir, la cicatrización del tejido pulmonar, por ejemplo en las infecciones por SARS-CoV-2.
Las células inmunitarias excesivamente activas suelen estar detrás de los daños pulmonares en enfermedades como del covid. Investigadores de la Universidad Técnica de Múnich (Alemania) han desarrollado un agente de ARN para un aerosol pulmonar que frena la actividad de estas células, conocidas como macrófagos.
En la célula, RCS-21 detiene la actividad de la molécula microARN 21. Este ácido nucleico, que este equipo de investigadores lleva mucho tiempo investigando, es uno de los desencadenantes de la actividad excesiva de los macrófagos en las infecciones pulmonares graves.
Alcanza la diana con un inhalador
El equipo describe ahora cómo el principio activo RCS-21 llega a su diana de forma especialmente eficaz a través de un inhalador. Para ello, los investigadores aprovecharon una característica especial de los macrófagos.
Estas células carroñeras también están presentes en gran número en el pulmón sano. Allí realizan la importante tarea de destruir bacterias y esporas de hongos lo más rápidamente posible. Los macrófagos identifican sus objetivos basándose, entre otras cosas, en complejas moléculas de azúcar en la superficie de los invasores.
«Hemos determinado en análisis de células individuales que los receptores de azúcar correspondientes se encuentran, por un lado, entre los receptores más comunes de los macrófagos. Por otro lado, los receptores son, en cierto sentido, una característica única de los macrófagos: apenas se dan en ningún otro lugar», ha explicado Stefan Engelhardt, uno de los líderes de la investigación.
Por eso, el equipo acopló su principio activo a una molécula de azúcar, o más exactamente, a la trimanosa. Hasta ahora, este método sólo se había utilizado con principios activos químicamente menos complejos.
Los estudios con ratones arrojaron resultados claros. «Cuando el fármaco se administraba en forma de aerosol, los macrófagos captaban el principio activo significativamente mejor que sin moléculas de azúcar. En cambio, otros tipos celulares incluso excluyeron de plano las moléculas», ha detallado Christina Beck, primera autora del artículo.
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