España será el país más longevo del mundo en 2050: ¿tenemos suficientes recursos para dependencia?

En 2050, España será el país más longevo del mundo. El 31,4% de la población tendrá más de 65 años y el 11,6% más de 80. Así se desprende del libro Banco de Envejeciento y la Artrosis: problemas, retos y soluciones de la Osteoarthritis Foundation Internacional (OAFI). Los datos son irrefutables, pero en realidad la pregunta correcta sería si tenemos suficientes recursos para dependencia, si nos estamos preparando para soportar el peso de las enfermedades crónicas en nuestro Sistema de Salud o si, por el contrario, contaremos con programas para evitar un colapso sanitario y asistencial en nuestro país.

Este estudio, que está avalado por una veintena de sociedades científicas y médicas, además de por 18 organizaciones de pacientes, tiene el objetivo de definir estrategias sociosanitarias para preservar la salud de los mayores y mejorar su calidad de vida.

La realidad es que a partir de los 40 años es habitual detectar déficits hormonales, lo que conlleva a sentirnos más cansados y tristes. Nuestro deseo sexual a veces se desvanece. A nivel mental la alteración de la memoria es evidente. El insomnio aparece y nos impide regenerarnos. Además, nuestro aspecto físico experimentará cambios: piel seca, más tendencia a desarrollar arrugas, ganancia de peso (con aumento del perímetro abdominal) y pérdida de músculo. Esto se produce sin tener en cuenta que muchas de esa evolución en las personas se realizará, además, con tratamientos médicos, muchos de ellos cronificados.

En estos momentos, la tasa de dependencia de las personas mayores en España se multiplicará por dos antes de llegar al 2050; sin embargo, y pese a este proceso de envejecimiento «imparable», las medidas adoptadas para asegurar una vida digna a los mayores son deficitarias y los recursos humanos «insuficientes», en número y cualificación.

El 85% de los mayores preferiría permanecer toda la vida en sus casas, «lejos de la institucionalización, sean solos o atendidos por cuidadores, informales o profesionales». De esa forma, dice el texto, «disminuyen los síntomas depresivos que suelen aparecer a lo largo del tiempo».

Recursos humanos

El libro blanco desvela que España carece de recursos humanos suficientes «en número y cualificación» para atender la demanda de cuidados y la lucha contra la soledad no deseada, que afecta más a las mujeres por su longevidad, y plantea evolucionar «hacia un nuevo modelo de residencias, que esté sintonizado con el sistema sanitario y sus distintos niveles asistenciales y dependencia».

También critica la Fundación que el paciente con artrosis no sea considerado «paciente grave», lo que complica una adecuada atención, ya que el sistema está diseñado para resolver los problemas agudos.

Sin embargo, el libro blanco de la OAFI reconoce que vivir de forma independiente solo será positivo si la persona puede mantener su autonomía, sus relaciones sociales y su acceso a las prestaciones sanitarias.

El 65% de los mayores que ingresan en residencias en España tiene entre 80 y 94 años (media de 83), generalmente con cuadros pluripatológicos, prevaleciendo entre sus dolencias las de tipo cognitivo.

En definitiva, en 2050 la esperanza de vida al nacer habrá aumentado más de tres años (hasta los 86,9) y la esperanza de vida a los 65 años en más de dos (hasta los 23,7 años).

La OAFI recuerda que el envejecimiento se asocia a fragilidad, a riesgo de dependencia, discapacidad y a un mayor índice de morbimortalidad (pluripatología y polimedicación).

Insiste la OAFI en que se trata de necesidades que irán creciendo, ya que el colectivo cumplirá más años (“envejecimiento del envejecimiento”) y superará el 30% del conjunto de los ciudadanos.

Entre las patologías más frecuentes que afectan a los mayores destaca la artrosis, en especial a quienes tienen 80 años o más (un 80%). Y la artrosis, sola o en comorbilidad con cardiopatías, enfermedades neurológicas, hepáticas, diabetes, entre otras, genera una importante pérdida de calidad de vida y acarrea discapacidad y dependencia.

En el libro, la OAFI subraya como puntos débiles del sistema, la presión asistencial, la falta de tiempo de los facultativos y de comunicación entre Atención Primaria y hospitalaria y entre médico y paciente, y la escasa implicación de otros profesionales, como farmacéuticos y psicólogos, que dificulta el diagnóstico y el tratamiento de la artrosis, enfermedad que en España padecen siete millones de personas.