Dra. Castro: «Para adelgazar se necesita voluntad y restablecer la química perdida con fármacos»
"La rehabilitación cardíaca sirve para mejorar la calidad de vida de los pacientes que han experimentado un evento cardiovascular"
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La obesidad, que afecta a 1 de cada 5 españoles, es una de las principales causas de enfermedades cardiovasculares, las cuales son a su vez una de las principales causas de fallecimientos en nuestro país. Por lo tanto, abordar la obesidad implica mucho más que simplemente perder peso; también es esencial cuidar la salud cardiovascular.
La importancia del tratamiento Wegovy para la obesidad radica en que es el primer medicamento que ha demostrado capacidad para prevenir y reducir enfermedades cardiovasculares, según estudios científicos realizados en 11 centros de investigación en España. Este fármaco, que contiene semaglutida en una dosis de 2,4 mg, se ha convertido en el primer tratamiento para la obesidad que, además de ayudar a perder peso, reduce en un 20% el riesgo de eventos cardiovasculares mayores (MACE) en los pacientes. Estos resultados del ensayo SELECT fueron presentados este jueves en Madrid
Es por tanto, un agonista del receptor del péptido similar al glucagón-1 (GLP-1) que se administra por vía subcutánea una vez a la semana. El GLP-1 es una hormona del tipo incretina implicada en la regulación fisiológica del apetito y la ingesta de calorías.
En OKSALUD, entrevistamos a la doctora Almudena Castro, jefa de la Unidad de Rehabilitación Cardíaca del Hospital La Paz de Madrid, para que nos explique como afecta la obesicad al sistema cardiovascular, sus riesgos o cómo se lleva a cabo en su hospital, este tipo de rehabilitaciones.
Pregunta.- ¿Podría explicarnos por qué la obesidad es una de las principales causas de las enfermedades cardiovasculares?
Respuesta.- La obesidad ejerce un impacto directo sobre el sistema cardiovascular, afectando tanto al corazón como a las arterias. En el caso del corazón, la acumulación de grasa epicárdica influye negativamente de forma mecánica y bioquímica. Mecánicamente, la grasa epicárdica comprime el músculo cardíaco, alterando su función. Bioquímicamente, la obesidad promueve la producción de adipocinas y otras hormonas, que generan inflamación y estrés oxidativo, perjudicando la función miocárdica.
En las arterias, el exceso de grasa perivascular ejerce una presión mecánica sobre los vasos, contribuyendo a la disfunción vascular. Adicionalmente, la obesidad acelera el proceso de aterosclerosis al aumentar los niveles de lipoproteínas de baja densidad (LDL) y triglicéridos, alterando la estructura de las lipoproteínas pequeñas. Estas partículas modificadas penetran más fácilmente el endotelio arterial, lo que intensifica el daño endotelial y favorece la progresión de la enfermedad aterosclerótica.
P.- ¿Cuáles son los mecanismos biológicos que vinculan la obesidad con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades del corazón?
R.- El depósito de grasa en el endocardio tiene efectos significativos en la salud cardiovascular debido a la actividad biológica de los adipocitos. Estas células no solo almacenan lípidos, sino que también secretan citocinas proinflamatorias como el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) e interleucinas, que desencadenan una respuesta inflamatoria tanto a nivel local como sistémico. Esta inflamación crónica contribuye al deterioro de la función cardíaca, afectando la capacidad del corazón para contraerse y relajarse de manera adecuada, lo que puede conducir a insuficiencia cardíaca. Además, la inflamación sistémica asociada con la obesidad exacerba el estrés metabólico sobre el músculo cardíaco.
En cuanto a las arterias, la inflamación crónica mediada por el exceso de grasa y el aumento de lipoproteínas de baja densidad (LDL) y colesterol contribuye a la formación de placas ateroscleróticas. Estas placas se desarrollan a medida que las lipoproteínas oxidadas y las células inmunitarias se acumulan en las paredes arteriales, causando estenosis (obstrucción) progresiva que puede desencadenar eventos isquémicos como el infarto de miocardio.
Por otro lado, el depósito de grasa en el corazón también altera el sistema de conducción eléctrica cardíaca. Este sistema, responsable de generar y transmitir los impulsos eléctricos que regulan el ritmo cardíaco, se ve afectado por la infiltración grasa, lo que puede provocar arritmias, como la fibrilación auricular y, en casos graves, muerte súbita. Estos trastornos se deben a la alteración de la estructura y función del tejido cardíaco, un fenómeno conocido como adipoaptía, que describe el daño sistémico causado por la obesidad en el corazón y el sistema cardiovascular en general.
P.- ¿Qué papel juega la rehabilitación cardíaca en el tratamiento de pacientes con obesidad?
R.-El principal objetivo de la rehabilitación cardíaca es mejorar la calidad de vida de los pacientes que han experimentado un evento cardiovascular, al tiempo que se trabaja para prevenir la recurrencia de dichos episodios. En el contexto de la adipoaptía, es fundamental implementar un enfoque integral que incluya nutrición adecuada, ejercicio físico regular, manejo del estrés y adherencia farmacológica.
Desde una perspectiva nutricional, es crucial promover patrones alimenticios saludables, como la dieta mediterránea o atlántica, que son ricas en alimentos antiinflamatorios y cardio-protectores. Sin embargo, en nuestro entorno, a pesar de tener acceso a estas dietas, el sedentarismo es un problema predominante. Por lo tanto, es necesario fomentar no solo el ejercicio aeróbico, como caminar, sino también el entrenamiento de fuerza, que desempeña un papel esencial en la mejora de la masa muscular y la función metabólica.
Además, es importante abordar el control emocional y del estrés, ya que el estrés crónico contribuye a la disfunción cardiovascular y metabólica. En la rehabilitación, también es vital que los pacientes comprendan la importancia de la adherencia al tratamiento farmacológico, para evitar complicaciones. La educación acerca de cómo y por qué tomar los medicamentos es clave, ya que el abandono del tratamiento es uno de los mayores obstáculos para el éxito a largo plazo.
Por lo tanto, es fundamental un cambio de mentalidad en la población hacia una vida más activa y consciente, donde se reconozca la importancia del ejercicio, la nutrición y el bienestar emocional para la salud cardiovascular.
P.- ¿Cuáles son los componentes clave de un programa de rehabilitación cardíaca que también aborde la obesidad?
R.-En la Unidad de Rehabilitación de La Paz trabajamos de manera multidisciplinar, integrando a un equipo diverso de profesionales de la salud. Nuestro grupo incluye enfermeros, fisioterapeutas, psiquiatras, psicólogos, médicos rehabilitadores, cardiólogos y trabajadores sociales, quienes colaboran de manera conjunta para brindar una atención integral. Además, desde hace un año, hemos ampliado el equipo incorporando neurólogos y cirujanos vasculares, dado que muchos de nuestros pacientes no solo presentan enfermedades coronarias, sino también afecciones en las arterias cerebrales y periféricas, como las de las piernas. Esta colaboración interdisciplinaria permite abordar de manera más efectiva las diversas patologías cardiovasculares y mejorar los resultados de los pacientes.
P.- ¿Cuál es el impacto potencial de Wegovy en la práctica clínica diaria para pacientes con obesidad y alto riesgo cardiovascular?
R.-El fármaco Wegovy (semaglutida 2.4 mg) actúa de manera similar a cómo un tratamiento químico es necesario en la depresión, complementando el apoyo emocional, psicológico y social. De la misma forma, en personas con adipoaptía, no se trata únicamente de voluntad para perder peso, sino de una necesidad de ayuda química para restaurar los mecanismos fisiológicos que se han alterado con la enfermedad.
Muchos pacientes tienen la motivación y el deseo de adelgazar, pero carecen de ciertos componentes químicos esenciales que se ven afectados en el curso de la obesidad. La semaglutida es una hormona que producimos de manera natural en el intestino, cuya función es regular el balance energético del cuerpo. Cuando comemos, esta hormona se libera y envía señales al cerebro indicando saciedad, lo que reduce el apetito y ayuda a regular el uso eficiente de la energía.
En personas con obesidad, estas señales no funcionan de manera óptima, y el fármaco ayuda a restaurar esa comunicación, mejorando no solo la sensación de saciedad, sino también la eficiencia energética del corazón y otros órganos. Aunque la voluntad es importante, Wegovy aporta esa señalización química que el cuerpo necesita para lograr un mejor control del peso y del metabolismo.
P.- ¿Existen grupos específicos de pacientes que podrían beneficiarse más del uso de Wegovy para tratar la obesidad y reducir el riesgo cardiovascular?
R.- Un ensayo clínico demostró que el fármaco es efectivo no solo en personas mayores de 30 años con obesidad, sino también en aquellas con sobrepeso (índice de masa corporal superior a 27). En este estudio, se observó que los pacientes con obesidad y sobrepeso que tomaron el fármaco experimentaron una reducción del 20% en el riesgo de eventos cardiovasculares y una disminución del 18% en la mortalidad por causas cardiovasculares. Estos resultados subrayan la eficacia del tratamiento tanto en la prevención de complicaciones graves como en la mejora de la supervivencia en pacientes con exceso de peso.
P.- Por último, ¿qué señales de advertencia deberían tener en cuenta las personas obesas para detectar problemas cardiovasculares?
R.-Es fundamental transmitir un mensaje claro sobre la importancia de un estilo de vida saludable: llevar una dieta equilibrada, realizar ejercicio físico regularmente, evitar el tabaquismo y estar atentos a señales de alerta ante cualquier pérdida de capacidad funcional, como la dificultad para caminar distancias que antes eran fáciles, la aparición de malestar, presión en el pecho o dolores en el cuello.
Particularmente en mujeres y jóvenes, estos síntomas a menudo pasan desapercibidos, por lo que es crucial promover la concienciación. Es importante destacar que en España, la primera causa de muerte en mujeres no es el cáncer de mama, sino las enfermedades cardiovasculares, especialmente las cerebrovasculares. Por ello, se hace necesaria una campaña que inste a las mujeres a prestar atención a estos signos de advertencia y actuar de manera proactiva para proteger su salud cardiovascular.