Cuidado con los ojos en playas y piscinas: éstos son los daños más habituales en los niños
Se desaconseja completamente bañarse con lentes de contacto, ya que pueden retener microorganismos entre la lente y el ojo


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Con la llegada del calor y el inicio de la temporada de playa y piscina, muchas familias aprovechan para disfrutar del ocio al aire libre y de actividades acuáticas. Sin embargo, aunque la protección solar de la piel se ha convertido en una práctica habitual, la salud ocular de los más pequeños sigue siendo una gran olvidada.
Especialistas en salud visual —oftalmólogos y optometristas de los hospitales Vithas de la Comunidad Valenciana, integrados en el Instituto Oftalmológico Vithas (INOV)— advierten sobre los efectos adversos que el agua, tanto en piscinas como en el mar, puede tener en los ojos de los niños. Además, ofrecen recomendaciones para prevenir complicaciones durante el verano.
La doctora Teresa Sánchez-Minguet, responsable de la Unidad de Oftalmología en Vithas Valencia 9 de Octubre, Vithas Consuelo y Vithas Aguas Vivas, subraya que la prevención es clave, especialmente ante infecciones como la conjuntivitis, que se transmite fácilmente en ambientes húmedos y concurridos. Para evitarla, recomienda el uso de gafas de natación homologadas, que actúan como barrera frente a agentes irritantes como el cloro o la sal marina. También desaconseja completamente bañarse con lentes de contacto, ya que pueden retener microorganismos entre la lente y el ojo, lo que favorece infecciones graves. Como alternativa segura, sugiere el uso de gafas graduadas específicas para nadar.
Además, insiste en mantener buenas prácticas de higiene, como lavarse las manos con frecuencia, evitar tocarse los ojos y no compartir toallas, gafas o maquillaje, sobre todo en instalaciones públicas.
El doctor Javier Montero Hernández, responsable del área de oftalmología en el Hospital Vithas Valencia Turia, advierte de que productos químicos como el cloro y el bromo, aunque necesarios para desinfectar el agua, pueden reaccionar con residuos orgánicos como el sudor o la orina. Esta combinación da lugar a las cloraminas, compuestos que provocan escozor, enrojecimiento y lagrimeo ocular tras el baño. Estos efectos pueden empeorar si se combinan con restos de cremas solares.
La doctora Sara Mora, oftalmóloga en los hospitales Vithas de Valencia, recuerda que los riesgos oculares también están presentes en la playa. La exposición al sol, la arena y la sal marina pueden provocar irritación, sequedad o incluso queratitis. Por ello, recomienda proteger los ojos no solo en la piscina, sino también en la playa, mediante el uso de gafas acuáticas y gafas de sol infantiles homologadas con protección UV. Además, sugiere introducir las gafas de natación a partir de los 3 o 4 años, cuando los niños ya se sienten cómodos en el agua. Estas deben ajustarse bien al rostro, sin apretar ni dejar huecos.
El optometrista David Piñero, del Hospital Vithas Medimar, añade que el cloro de las piscinas, aunque sea necesario para la desinfección, puede causar irritaciones oculares que en algunos casos derivan en afecciones más serias como la conjuntivitis o la queratitis. Aunque el agua esté tratada, puede albergar microorganismos como bacterias, virus o incluso amebas capaces de dañar la superficie ocular.
Recomendaciones
Ducharse antes de entrar en la piscina para reducir contaminantes.
Usar gafas de natación bien ajustadas y con protección UV.
Aplicar suero fisiológico o lágrimas artificiales tras el baño para hidratar y limpiar los ojos.
Asegurar una adecuada calidad del agua, controlando los niveles de pH y los desinfectantes.
Proteger la salud ocular infantil en verano es tan importante como cuidar la piel frente al sol. Medidas sencillas como el uso de gafas adecuadas, la higiene y el control del entorno acuático permiten disfrutar del verano con mayor seguridad y tranquilidad.