Directora ejecutiva de Policy de MSD en España

Cristina Nadal: «Los resultados en salud dependen solo en un 27% de los factores biológicos y genéticos»

"En todos los Estados miembros de la Unión Europea (UE), las condiciones sociales determinan la existencia de desigualdades sociales que impactan en los resultados de salud y que podrían ser evitables"

Cristina Nadal
Cristina Nadal: "En MSD estamos trabajando para analizar cómo impactan estos determinantes en la salud".

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Las personas con menos recursos viven y mueren en situaciones más desfavorables. En concreto, aquellas personas que han tenido un menor acceso a la educación, una ocupación laboral más baja o menores ingresos, usualmente tienen una mayor prevalencia de la mayoría de problemas de salud y son más proclives a fallecer en edades más tempranas. Estas son algunas de las conclusiones que se extraen del documento «Por una salud no determinada. Una Hoja de Ruta hacia la equidad en salud», elaborado por la Fundación Gaspar Casal con el respaldo de la compañía biomédica MSD.

El objetivo de esta publicación, que se presentó el pasado 14 de junio en el Congreso de los Diputados, es poner de manifiesto la importancia que tienen los determinantes sociales en el estado de salud de las personas y establecer los pasos que deberían implementarse para paliar la inequidad en salud que estos generan.

PREGUNTA.- ¿Cuál diría que es la aportación del nuevo documento de la Fundación Gaspar Casal en el cuerpo de evidencia sobre la desigualdad en el acceso a los cuidados de salud?

RESPUESTA.- El documento, «Por una salud no determinada, Una Hoja de Ruta hacia la equidad en salud», establece un punto de partida sobre el que construir y mejorar la equidad en salud, identificando y abordando los determinantes sociales que la condicionan. Por una parte, se han analizado estudios transversales y revisiones bibliográficas para estipular las principales causas o determinantes que repercutían sobre el estado de salud.

Y, por otra, los autores del documento, como señalaba, han desarrollado una «Hoja de Ruta» con iniciativas encaminadas a reducir estas inequidades. Por todo ello, la publicación cumple un doble objetivo: poner de manifiesto la importancia que tienen los determinantes sociales en el estado de salud de las personas y establecer los pasos que deberían implementarse para paliar la inequidad en salud que estos generan.
El documento llama a la acción en un tema que no es nuevo y del que se lleva tiempo hablando. Es necesario actuar, es el momento para ello, y la Hoja de Ruta que incluye marca el camino para poder hacerlo.

P.- ¿Es un fenómeno común en los países de la Unión Europea?

R.- En todos los Estados miembros de la Unión Europea (UE), las condiciones sociales determinan la existencia de desigualdades sociales que impactan en los resultados de salud y que podrían ser evitables. Pero, aunque sea una circunstancia global, existen diferencias entre países y regiones. Así, por ejemplo, tal y como recoge dicho documento la esperanza de vida en los países del Este miembros de la UE es menor en comparación con el resto de la UE. Este hecho, ya lo señalaba la Encuesta Social Europea al indicar que las desigualdades sociales que impactan en materia de salud existen en todas las sociedades del mundo, pero la intensidad de estas varía de un lugar a otro y existen notables diferencias dentro de Europa .

P.- Si tuviera que destacar dos hallazgos o datos específicos del documento, por ser muy ilustrativos, ¿cuáles serían?

R.- Las personas con menos recursos viven y mueren en situaciones más desfavorables. En concreto, aquellas personas que han tenido un menor acceso a la educación, una ocupación laboral más baja o menores ingresos, usualmente tienen una mayor prevalencia de problemas de salud y son más proclives a fallecer en edades más tempranas.

Por ejemplo, en la revisión de la literatura realizada se encontró una asociación positiva entre el empleo precario y la mala salud mental incluso tras ajustar por variables como edad, estatus de inmigrante o estrato socioeconómico. Y esta asociación fue más pronunciada en mujeres.

El documento señala también que tanto el lugar de residencia; como otros factores como la raza etnia u origen; la ocupación; el sexo/género; la religión; el nivel educativo; el estatus socioeconómico; el capital o apoyo social y la diversidad afectivo-sexual y de género, influyen en el estado de salud de las personas.

P.- ¿Podría desgranar para los lectores la idea de «salud no determinada»?

R.- El hecho de disponer de niveles adecuados de salud y de bienestar está en buena parte determinado por las condiciones en las que las personas nacen, crecen y viven. En este contexto, salud no determinada sería lograr mayor equidad en salud. Es decir, los resultados en salud se configuran tanto por determinantes genéticos y biológicos como por determinantes sociales, como son los factores políticos, económicos, ambientales, conductuales, laborales o culturales que configuran las condiciones de vida diaria.

Concretamente, se ha observado que los resultados en salud dependen solo en un 27% de los factores biológicos y genéticos. En un 43% dependen de los estilos de vida, en un 11% del sistema sanitario del que dispone la persona y en un 19% de las condiciones medioambientales . La salud no determinada es trabajar para que todos estos determinantes no causen inequidades en salud.

P.- ¿Qué intervenciones serían relevantes en este contexto, considerando los factores no modificables, como el sexo o el lugar de residencia?

R.- Para atajar esta desigualdad, es preciso llevar a cabo un abordaje multisectorial y colaborativo en cuanto a la formación y concienciación en determinantes sociales de salud; aumentar el registro de datos y evidencias e implementar políticas efectivas que tengan como meta prevenir la enfermedad, así como proteger y recuperar la salud.

P.- ¿Qué papel desempeña en este escenario la colaboración público-privada?

R.- La colaboración público-privada es esencial, como ha puesto de manifiesto la pandemia. Es la vía para seguir avanzando en el ámbito biomédico y también en eliminar desigualdades y contribuir a una sociedad más saludable y con mejor calidad de vida. El éxito de la colaboración público-privada es tener un mismo objetivo y todos coincidimos en el propósito común de minimizar o balancear estos condicionantes para tener unos resultados en salud más equitativos.

P.- ¿Sería acertado pensar que el actual es un buen momento para dar impulso a este tipo de iniciativas colaborativas?

R.- Totalmente. La pandemia ha demostrado que solo trabajando juntos y en coordinación es posible dar respuesta y superar crisis como la producida por la Covid-19. Esta colaboración debe extenderse a todos los ámbitos, más aún cuando hablamos de cuestiones con implicación en diferentes esferas de la sociedad y que requieren, por tanto, de un abordaje con una visión global y multidimensional para lograr avances. Este es el caso de los determinantes sociales en salud; hablamos no solo del campo sanitario, sino también del social, educativo, laboral…

P.- ¿Qué iniciativas de MSD destacaría por su potencial impacto en la situación?

R.- En MSD estamos trabajando para analizar cómo impactan estos determinantes en la salud, con especial foco en el caso del cáncer.
Asimismo, contamos con proyectos en colaboración con partners, como la Fundación Gaspar Casal, cuya finalidad es ayudar a generar conocimiento sobre los determinantes sociales de la salud, aportando conclusiones que faciliten la implementación de medidas encaminadas a reducir las inequidades que estos puedan generar.

En MSD, contamos con unos programas de responsabilidad social de gran calado y mantenidos en el tiempo. Nuestro proyecto de ESG (Entorno, Social y Gobernanza) se centra en diferentes aspectos y estamos trabajando con diferentes agentes del sistema sanitario en proyectos que intentan contribuir a reducir las desigualdades en salud. A este objetivo responden por ejemplo dos de nuestros Programas de largo alcance:

MSD para las Madres, una campaña a largo plazo y a escala global que tiene como objetivo reducir las muertes relacionadas con el embarazo y el parto y que ha llegado ya a más de 18,2 millones de mujeres en más de 50 países .

Programa de Donación de MECTIZAN por el que MSD dona íntegramente el fármaco MECTIZAN® (ivermectina) desde hace más de 30 años. Gracias a este programa, Colombia, Ecuador, Guatemala y México han recibido la verificación de eliminación de la oncocercosis o ceguera de los ríos por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, en 2017 y también debido a este programa, la OMS verificó la eliminación de la filariasis linfática en Togo como problema de salud pública, convirtiéndose así en el primer país de África en conseguirlo .

P.- Entre las intervenciones clave, ¿cuáles serían irrenunciables?

R.- Las intervenciones clave podríamos englobarlas en las tres esferas que marca la Hoja de Ruta hacia la equidad del documento y que comentaba anteriormente. Así, en el área de formación y concienciación es fundamental el abordaje multisectorial y colaborativo, aumentar la formación de los profesionales de la salud en esta área, invertir en formación de personas e infraestructuras o fomentar la transmisión de conocimiento sobre la importancia de los determinantes sociales en salud.

Respecto a la mejora del registro de datos y evidencias, es importante la colaboración entre administraciones y el uso de las nuevas tecnologías para la recogida de variables de interés. También avanzar en modelos multinivel -ya que ayudan a identificar heterogeneidades y atenuar sesgos que pudieran llevar a interpretaciones erróneas- y en investigación cualitativa.

Y, por último, en cuanto a la implementación de políticas efectivas, son necesarias iniciativas transversales de prevención y promoción de la salud, con la participación de la sociedad. Como bien señala el documento, también es imprescindible poner el foco en los más vulnerables y poner las bases y herramientas para prevenir la desigualdad antes de que se acumule con el tiempo.

P.- ¿Hay algo que desee añadir o destacar?

R.- De cara al futuro, se debe progresar en este campo desde la intersectorialidad. El abordaje de los determinantes sociales en salud precisa ir más allá del trabajo en el sistema sanitario. Hay que incorporar también las diferentes áreas que puedan influir en estos, como son las políticas fiscales, laborales o sociales. Y ello solo es posible desde una mayor concienciación y mediante la colaboración. Es el momento de pasar a la acción para no dejar a nadie atrás.

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