Cinco consejos para proteger la vista durante la temporada de esquí
Fotoqueratitis, ojo seco y catarata, algunos de los efectos nocivos que puede conllevar una deficiente protección ocular
Fact checked
Este artículo de OkSalud ha sido verificado para garantizar la mayor precisión y veracidad posible: se incluyen, en su mayoría, estudios médicos, enlaces a medios acreditados en la temática y se menciona a instituciones académicas de investigación. Todo el contenido de OkSalud está revisado pero, si consideras que es dudoso, inexacto u obsoleto, puedes contactarnos para poder realizar las posibles modificaciones pertinentes.
En invierno, la nieve puede reflejar hasta un 80% de la luz solar, potenciando los efectos que tiene una exposición prolongada a la radiación ultravioleta. Como consecuencia de esta situación, la falta de protección adecuada puede conllevar diversas lesiones oculares. Es por ello que, desde el grupo de oftalmología Miranza advierten sobre la necesidad de cuidar los ojos durante la temporada de esquí.
«Tomar precauciones contra la luz ultravioleta del sol tiene que ser una prioridad para proteger los ojos y continuar disfrutando de la nieve sin preocupaciones», afirma el Dr. Daniel Elies, director médico de IMO Grupo Miranza en Madrid. «En cualquier situación de montaña en condiciones de nieve y reflectividad, el problema es que la incidencia de los rayos no es solo de arriba abajo, sino también de abajo arriba, por el reflejo de la nieve».
Las complicaciones oculares más comunes durante la temporada de esquí son lesiones como la pinguécula (protuberancia que crece en la conjuntiva membrana que recubre la parte blanca del ojo) y el pterigión (crecimiento de la conjuntiva invadiendo la córnea), la fotoqueratitis, el ojo seco y la catarata. Algunas de las principales señales de alerta son enrojecimiento ocular, sensibilidad a la luz, lagrimeo, visión borrosa o sensación de un cuerpo extraño.
Principales complicaciones oculares
El Dr. Elies advierte sobre los riesgos asociados a la exposición de radiación ultravioleta y los ambientes secos como uno de los principales factores de riesgo para diversas afecciones y lesiones oculares. Las principales complicaciones son:
Fotoqueratits: Es una inflamación aguda de la córnea que comienza a manifestarse entre seis y diez horas tras la exposición, afectando a ambos ojos con dolor, visión borrosa, lagrimeo, fotofobia y ojo rojo.
Pinguécula: Se trata de una protuberancia benigna que aparece en la parte interna de la conjuntiva con un aspecto normalmente redondeado y amarillento, como consecuencia de una excesiva exposición al sol, la falta de hidratación, sequedad ocular o viento. La pingüécula en ocasiones, puede conllevar irritación ocular, sensación de un cuerpo extraño, lagrimeo o disminución de la visión.
Pterigión: Esta lesión benigna consiste en un sobrecimiento de la conjuntiva o la membrana que recubre la parte blanca del globo ocular, formado habitualmente en la zona interna del ojo, pudiendo aumentar de tamaño e inferir con la visión. Entre sus síntomas destaca la sensación de un cuerpo extraño en el ojo.
Cataratas: La opacidad del cristalino del ojo, considerada actualmente una de las causas más frecuentes de pérdida de visión, también puede deberse a la exposición continuada de los rayos ultravioletas.
Ojo seco: Esta afección aparece cuando las lágrimas no pueden lubricar adecuadamente el ojo, provocando molestias, además de problemas visuales y, en algunos casos, lesiones en la superficie ocular que podrían dañar la córnea y a la conjuntiva o membrana que recubre tanto la superficie interna del párpado como como el globo ocular.
«También el cansancio ocular, la irritación y las molestias pueden aparecer debido al maltrato de los agentes externos como el frío, el sol, el viento», explica el Dr. Elíes.
Cómo proteger tus ojos mientras esquías
El oftalmólogo de Miranza ofrece una serie de recomendaciones a tener en cuenta para no poner en peligro la visión.
Utilizar gafas de sol que bloqueen la radiación ultravioleta. Lo más recomendable es utilizar gafas de filtro de categoría 4, indicadas específicamente para ser utilizadas en zonas de alta montaña por su capacidad para absorber entre el 82 y el 92% de la luz. Además, estas gafas evitan la introducción de un cuerpo extraño en el ojo.
Reforzar las medidas de protección de los ojos de la exposición solar. Para conservar la buena salud de los ojos es fundamental tomar medidas ante la exposición solar. Para ello, además del uso imprescindible de unas gafas de sol adecuadas, se aconseja tomar medidas adicionales, como protegerse con gorras o viseras.
Mantener los ojos hidratados. Los ambientes más secos, como los que hay en la alta montaña, hacen que los ojos tiendan a secarse con mayor facilidad, por lo que puede ser necesario utilizar gotas oftálmicas para mantener los ojos siempre hidratados.
Parpadear con mayor frecuencia. Con este sencillo hábito se esparce en el ojo una lámina de lágrima, evitando la sequedad del ojo. Aumentar su frecuencia ayudará, por lo tanto, a mantener el ojo lubricado durante más tiempo.
No frotar los ojos. El viento puede ocasionar que se introduzcan cuerpos extraños en los ojos. En estos casos, lo más recomendable es aclarar con abundante agua y, si la molestia persiste, acudir a un oftalmólogo. Al frotar los ojos se pueden realizar pequeñas heridas dañinas para la córnea.