Neurología

¿Cereales, perritos y snacks?: tu dieta podría estar acelerando el riesgo de parkinson

los autores consideran que los hallazgos refuerzan la importancia de adoptar una alimentación saludable como estrategia frente a enfermedades neurodegenerativas

párkinson ultraprocesados
Un cartel donde los ultraprocesados dañan la salud.
Diego Buenosvinos

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Las personas que consumen habitualmente alimentos ultraprocesados —como cereales de desayuno industriales, galletas, perritos calientes o refrescos— presentan una mayor probabilidad de desarrollar síntomas tempranos de la enfermedad de Parkinson en comparación con quienes ingieren este tipo de productos en menor cantidad. Así lo revela un estudio de la Universidad de Fudan, en Shanghái (China), publicado recientemente en la revista Neurology, de la Academia Americana de Neurología.

Aunque la investigación no establece una relación causal directa, sí identifica una asociación significativa entre el alto consumo de alimentos ultraprocesados y una mayor incidencia de síntomas prodrómicos de Parkinson, es decir, aquellos que aparecen en las fases más tempranas del proceso neurodegenerativo, antes de que se manifiesten signos clínicos como temblores, lentitud de movimientos o problemas de equilibrio.

«El tipo de dieta que seguimos puede tener un impacto profundo en nuestra salud cerebral futura. Cada vez hay más evidencia de que los hábitos alimentarios influyen en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson», señala el doctor Xiang Gao, autor principal del estudio y miembro del Instituto de Nutrición de la Universidad de Fudan. Gao advierte que una ingesta elevada de productos ultraprocesados, como snacks envasados o bebidas azucaradas, podría acelerar la aparición de síntomas neurológicos tempranos.

Estudio con más de 42.000 participantes

La investigación incluyó a 42.853 personas, con una edad media de 48 años, que no presentaban Parkinson al inicio del estudio. A lo largo de un seguimiento de hasta 26 años, los participantes fueron sometidos periódicamente a exámenes médicos y completaron cuestionarios de salud. Los científicos evaluaron la presencia de signos precoces de la enfermedad, como trastornos del sueño REM, síntomas depresivos, dolor crónico, alteraciones del olfato y de la visión del color, somnolencia diurna y estreñimiento.

Cada dos a cuatro años, los participantes también informaban sobre sus hábitos alimentarios, detallando qué comían y con qué frecuencia. Los investigadores clasificaron como alimentos ultraprocesados productos como salsas, condimentos, dulces industriales, postres envasados, bebidas azucaradas, yogures con aditivos, productos cárnicos preparados o snacks salados. Una porción equivalía, por ejemplo, a una lata de refresco, una rebanada de pastel empaquetado, un perrito caliente o una cucharada de kétchup.

Los participantes fueron divididos en cinco grupos según su nivel de consumo de ultraprocesados. El grupo con mayor ingesta consumía 11 o más porciones al día, mientras que el de menor consumo no superaba las tres.

Riesgo multiplicado por 2,5

Tras ajustar por factores como edad, actividad física y tabaquismo, los investigadores concluyeron que las personas que consumían 11 o más porciones diarias de alimentos ultraprocesados tenían 2,5 veces más probabilidades de presentar al menos tres síntomas prodrómicos del Parkinson, en comparación con quienes ingerían menos de tres porciones diarias. La relación fue significativa para casi todos los síntomas evaluados, salvo el estreñimiento.

Una de las limitaciones del estudio es que los datos de consumo alimentario fueron autodeclarados, por lo que existe el riesgo de errores de recuerdo o subregistro por parte de los participantes.

Pese a ello, los autores consideran que los hallazgos refuerzan la importancia de adoptar una alimentación saludable como estrategia preventiva frente a enfermedades neurodegenerativas. «Lo que comemos hoy puede tener consecuencias en nuestra salud neurológica dentro de décadas», concluye Gao.

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