La voracidad de Sánchez: la Agencia EFE con patatas
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![Rafael Gallego](https://okdiario.com/img/2024/12/19/rg-400-120x120.jpg)
Hasta El País, diario pro gubernamental hasta la médula, ha puesto reparos a través de un editorial a ese «dedazo» de Pedro Sánchez que ha significado colocar en la presidencia de la agencia Efe a uno de los suyos: el ex secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver. Como ha recogido este digital en el que escribo semanalmente, «nombrar a Oliver al frente de Efe ahonda en el empeño incomprensible del Gobierno por justificar con sus acciones el relato paranoico de una oposición que sostiene que se va camino de una dictadura».
«Relato paranoico». Ya. Si no habían invadido antes esa agencia había sido por simple falta de tiempo o por estar en otras cosas. Se veía venir. La izquierda no disimula en absoluto su pulsión por asaltar los medios. Ya tuvo entre ceja y ceja Podemos, después de la moción de censura que nos atornilló a Sánchez en el poder, a esa agencia, pues en aquella época Iglesias se pedía RTVE para los suyos. Y controlar EFE le permitía algo tan goloso como filtrar o hacer creíbles determinadas noticias dirigiéndolas a su gusto al resto de medios. En esa época los podemitas soñaban con la nacionalización de los medios públicos y hasta de los privados. Le llamaban a eso «redefinición», y el plan era crear «comités públicos» que se regirían por criterios que, naturalmente, fijarían ellos.
Pues bien: EFE va a ser de Sánchez. El Gobierno aún no ha dado explicaciones sobre las razones del cese de Gabriela Cañas, y recordamos el tenso cese de Fernando Garea comunicado precisamente por el entonces Secretario de Estado de Comunicación y ahora presidente, Miguel Ángel Oliver. Garea declaró que «una agencia pública de noticias no es una agencia de noticias del Gobierno. Repito y subrayo, porque es oportuno: nos enseñan que una agencia pública de noticias no es una agencia de noticias del Gobierno, ni siquiera una agencia oficial. En esta despedida, me reafirmo en que, como dice el Estatuto de la Redacción: ‘EFE es propiedad de la sociedad en su conjunto’.
Seguro que es cierto, pero EFE ya tenía un sesgo. Debe de ir con la profesión periodística. A principios del 2018 quisimos organizar una exposición en el Parlamento Europeo que iba a llamarse “Constitucionalismo en el horizonte europeo, un homenaje a todos los ciudadanos que habían defendido el cumplimiento de la ley y la Constitución en España. La idea era exponer una serie de fotografías, comentadas por intelectuales de renombre, que recorrerían la historia reciente del constitucionalismo en Cataluña, desde el regreso de Tarradellas del exilio hasta la gran manifestación del 8 de octubre de 2017 en Barcelona. También se iba a presentar un libro, con el mismo título y con un itinerario similar al de la exposición, con Fernando Savater, Arcadi Espada, Albert Boadella, Miriam Tey, Ignacio Vidal- Folch, Victoria Camps, Alejo Vidal-Quadras, Juan Carlos Girauta, Inger Enkvist, Teresa Freixes, Jaume Coll y Xavier Pericay. Para finalizar el evento, queríamos contar con una representación de El sermón del bufón, obra autobiográfica dirigida y protagonizada por Albert Boadella. El mejor colofón para un proyecto tan ambicioso. Pero, al final ni exposición ni representación teatral se llevaron a cabo. El cuerpo de Cuestores del Parlamento, que son quienes dan la autorización a las exposiciones, no lo vio pertinente porque justo entonces se había prohibido una exhibición del artista Santiago Sierra sobre los «presos políticos» (una que se expuso en Arco), y les pareció que si se censuraba aquella debían hacerlo también con la mía.
Fue muy frustrante pero, volviendo a EFE, tengo que decir que el trato que nos dedicaron sus representantes (la mayor parte de la fotografías eran suyas) ya estaba afectado entonces por la desconfianza que expresan los progres por todo lo que les parece «políticamente incorrecto». Hablando llanamente: de «derechas». Les costará creérselo, pero esa exposición sobre la lucha y el sufrimiento de los catalanes no independentistas les pareció algo excesiva.