Vida, Libertad y Verdad

Vida
Vida, Libertad y Verdad

El domingo, miles y miles de españoles de todos los rincones de España nos unimos en Madrid para decir al Gobierno «¡Basta ya!» 200 organizaciones de todos los ámbitos tanto civiles como de inspiración cristiana nos unimos por primera vez tras la gota que ha colmado el vaso y es la ley aprobada para poder abortar a los 16 años, una auténtica aberración que atenta contra lo mínimamente humano y también contra toda mínima lógica se piense lo que se piense y se tengan las ideas que se tengan. O sea, una niña a los 16 años no puede conducir, no puede entrar en una discoteca, no puede votar o no puede comprar alcohol y resulta que sí puede abortar sin consultar a nadie; de auténtica esquizofrenia.

Un cúmulo de leyes está atacando desde el Gobierno la vida y primando la cultura de la muerte, un cúmulo de leyes que atentan contra la dignidad humana y la protección de la vida desde la concepción hasta la muerte. Ayer mismo la ley trans, otra auténtica perversión en contra de la naturaleza humana y del significado de lo que es un hombre o una mujer. Toda una ingeniería social directamente orientada a deshacer las conciencias de los españoles y dedicada a atentar contra la moral individual, así como contra una ética social plenamente legítima.

Es paradigmático todo ello, auspiciado desde un Gobierno que es exactamente el ejemplo contrario a lo que debiera ser su trabajo exclusivamente en defensa del bien común y también defensor del derecho natural como cuestión esencial para liderar los interese de la sociedad.

Nunca se había gobernado con tanto sectarismo, sin diálogo ninguno y pactando sólo con el diablo. El diablo es todo lo que representa, por cierto, todo el mundo que rodea a sus socios de Gobierno cuyo plan es enfrentar a la sociedad y destruir España.

Atacar de frente los fundamentos morales de los españoles, tengan las ideas que tengan, es perverso y persigue no sólo destruir la persona, sino destruir nuestra unidad y nuestras convicciones en bien de esa unidad y permanencia, tras muchos siglos siendo así, de España. En la manifestación hemos podido vivir un espíritu libre, un grito unánime clamando por la vida y por la verdad. Multitud de jóvenes gritando la defensa de los principios básicos y el respeto exigible a quien gobierna, la sociedad entera clamando por el mínimo sentido común y todo en un día de fiesta democrática con la alegría de quienes se saben con la conciencia tranquila y se saben con la obligación de defender los derechos más necesarios de las personas y defenderlos pensando sólo en el bien de las presentes y futuras generaciones.

Enfrente, la sinrazón, la soberbia y la sordera premeditada más poco democrática que uno pueda llegar a conocer. La falta absoluta de «diálogo», ese mantra tan poco ilustrativo ya de un Gobierno que jamás dialoga e impone dictatorialmente sus leyes adoctrinadoras, como también lo son las de la educación, queriendo sembrar discordia en vez de encuentro, queriendo hacer dejar de existir a España vía decreto, o queriendo hacer dejar que exista el español y su derecho y deber a hablarlo o a que lo puedas escuchar en cualquier punto de España.

Una ley que prima el «género» a las matemáticas, la física o la lengua, de nuevo para tratar de predisponer a los estudiantes en actitudes que en nada tienen que ver con la educación, ya que solo a ellos y a sus familias compete la libertad personal y jamás a que la quiera orientar el estado como se hace en Cuba o Venezuela.

Es sencillamente una situación insólita. Una manipulación perversa, una propaganda plenamente dañina y una orientación sectaria que únicamente persigue adormecer y conducir a la sociedad a derroteros sin salida y de quiebra de un orden social que es preexistente a un sistema corrupto e inspirado en doctrinas nacional-socialistas (nazis) o comunistas estalinistas que tanta tragedia causaron en la humanidad.

Nuestra conciencia es libre y es lo único que no podrán encadenar como pretenden, pero tampoco vamos a permitir desde la sociedad civil que nos encadenen a las personas. La manifestación del domingo así lo ha gritado alto y claro en un momento tan necesario ante el encarcelamiento vía legislativa y de hecho que se pretende de una sociedad libre y democrática que no admite el chantaje de un Gobierno que no vela por el bien común, sólo existe gracias a quienes quieren la desaparición del alma de las personas y del ser de España.

Lo último en Opinión

Últimas noticias