La vida jugada

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Así se titula el libro que acabo de publicar con Arzalia Ediciones, cuyo director, Ricardo Artola, ha tenido el arrojo de exponer en las estanterías en los tiempos del coronavirus. También Eduardo Inda, con quien colaboré 4 años en Marca y otros tantos en este digital, me da autorización para que lo exponga en mi columna de Okdiario del viernes. No hay nada como tener excelentes amigos. Ricardo fue mi editor en Planeta, donde publiqué Zelos, novela presentada por el genial Fernando Sánchez Dragó, que me puso por las nubes, nubes de marihuana que rozamos juntos. Y ahora, Pilar Eyre, interminable amiga y escritora de best sellers, prologa La vida jugada. ¿Estoy de suerte… o dependo del dañoso virus? Con personas tan solventes apoyándome, quizás, mis “memorias insólitas”, lleguen a la segunda edición. Aunque yo, siempre en trance, sueñe con poder escalar la lista de los libros más vendidos.

Mi último texto sale contra viento y marea, en días de poca bonanza, obligado a enfrentarse al puto virus que propagó la lejana China. De hecho, la presentación del libro fue anulada y la firma del mismo, en los grandes almacenes, se pospone para otra ocasión. Mis “insólitas memorias”, tan divertidas como irreverentes, repletas de anécdotas, se adquieren en la librería a la que usted acude provisto de máscara, como si eso fuera una defensa eficaz contra el virus de moda. Quien sabe escribir, entreteniendo al lector, como yo lo hago, no defrauda. Ojee La vida jugada, sin riesgo de contaminarse, ni aburrirse. Si el asunto del coronavirus le asusta, enciérrese en su hogar, donde el mal de Wulham difícilmente penetra. Y léase mi libro, que habla de tiempos alegres, que nada han de ver con esta época de angustias que nos ha tocado vivir. La vida jugada puede ser una magnífica vacuna para evadirse del pánico.

La OMS certifica la pandemia. Los agoreros anuncian una crisis de meses. Esperemos que se detenga la mortandad. A nuestros políticos y políticas afectados por el virus – Ana Pastor, Irene Montero, Javier Ortega Smith – les deseo un pronto y total restablecimiento, como a todas las personas que sufren dicho mal en casa o en los hospitales. Lo verdaderamente importante es que algún sabio epidemiólogo de con el antídoto y neutralice, por fin, la catástrofe que nos asola. No hay un Gobierno en el mundo que tenga la culpa de lo que acontece, descontando el país donde surgió la epidemia. Los virus, como ratas que son, prosperan sin cesar. La única solución que hay, para que la vida retorne a sus cauces normales, es exterminarlos. Cuando pase esta ola que tantas economías va a hundir, habrá que exigirle algún tipo de reparación a la próspera China, que se las de moderna y que nos ha inoculado una enfermedad totalitaria.

Ciao ciao!, el cruel virus impide que presente La vida jugada en el foro. Bye bye!, querida Barcelona, tampoco deja que lo haga en Sant Jordi, fiesta de rosas y libros. La Feria del Libro de Madrid, que se celebra durante los últimos días de mayo y primeros de junio, se aplaza hasta octubre. Menos mal que la cita premonitoria del libro que vengo de publicar, se debe a Sir Winston Churchill: “El éxito es la capacidad de ir de fracaso en fracaso, sin perder el entusiasmo”. Nos veremos en septiembre, cuando pueda presentarlo en la Feria otoñal. Mientras tanto, léanlo, diviértanse y, si no es mucho pedir, olvídense de los comunistas que contagian desgracias.

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