El voto de la ilusión
La Real Academia de la Lengua define útil como aquello que produce “provecho”, “servicio” o “fruto”. Un adjetivo que desde luego no ilustra lo sucedido entre la legislatura que fue de 2011 a 2015, donde el Partido Popular gozó de una de las mayorías absolutas más aplastantes de la historia de la democracia. Una mayoría que tan sólo valió para legitimar,
blindar y perpetuar todas y cada una de las leyes ideológicas aprobadas por el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno tras el trágico 11 de marzo de 2004.
Igual de útil resultó el acuerdo entre Ciudadanos y el PSOE la pasada legislatura, que lo único que hizo fue asegurar la supervivencia del régimen socialista durante cuatro años más en Andalucía. Sólo la irrupción de VOX en la región más poblada de España el pasado diciembre evitó que esta situación se repitiera tras los últimos comicios. Por eso, hoy suena
más ridículo y farisaico que nunca la apelación al voto útil, en referencia a que las personas que deseen echar en las urnas un voto verde ilusionado y esperanzado no lo hagan.
Se atribuye al político americano John W. Gardner la frase de que “nuestro problema no es encontrar mejores valores, sino ser fieles a aquellos que profesamos”. En VOX esto lo tenemos claro, como lo demuestra el que no nos hemos movido ni un ápice de nuestras convicciones desde nuestra fundación, nos diera ello más o menos votos, no como otras formaciones, que sus principios los mueven con facilidad los vientos de las encuestas.
Son este tipo de comportamientos de los partidos los que han conducido a nuestra nación donde hoy se encuentra, guiada por dirigentes cortoplacistas que miraban más por cómo mantenerse en el poder que por cómo conducir al mismo hacia el bien común y el interés general.
¿Qué es el voto útil? ¿Promover las leyes ideológicas de Cristina Cifuentes y su portavoz en la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso? ¿Evitar el desmantelamiento del régimen clientelar en Andalucía? ¿Subir los impuestos a familias y empresas? ¿Haber sido incapaces de evitar un golpe de Estado en Cataluña? ¿Pactar con el nacionalismo? ¿Hipotecar a los jóvenes su futuro con deuda y más deuda? ¿No derogar la Ley Aído ni la
Ley de Memoria Histórica?
Partido Popular y Ciudadanos no tienen reparos en ponerse de acuerdo en su campaña contra VOX, lo que vuelve a mostrar su miopía e incapacidad. En vez de hablar de España, gastan su tiempo lamentándose de que votar a VOX favorece a la izquierda, cuando es falso. Y, lo que es peor, y asumiendo que esto fuera cierto, ¿por qué entonces no han cambiado la ley electoral cuando pudieron?
«Si votas a VOX en Segovia no vas a sacar escaño de VOX y, probablemente, como le quitas parte de los votos al PP, puedes ceder un escaño para el PSOE o para Podemos», afirmó Casado hace escasos días apelando al voto útil. La realidad es que esto se puede producir perfectamente en la dirección contraria: asumiendo esa consigna para votantes asustadizos se puede ceder un escaño de VOX a Podemos.
Además, este tipo de afirmaciones parten de una premisa falsa, y es la de que el PP va a ser más votado que VOX, lo cual no va a ser así en muchas zonas de España. La España rural está con VOX. Basta con acudir a un mitin en Teruel para comprobarlo. No obstante, volvamos a la cuestión del voto útil. Si uno se para a pensar más allá de los eslóganes de campaña, lo que está siendo verdaderamente útil hoy, se da cuenta de que útil está siendo la defensa de la unidad de España desde la acusación particular de Vox en
el Tribunal Supremo. Útil habría sido cambiar la ley electoral que hoy otros lamentan. Útil es defender la igualdad de oportunidades para los españoles en todo el territorio nacional, más allá de los fueros con los que hoy PP y Ciudadanos comparten lista electoral a través de UPN. Útil es garantizar que violadores y asesinos pasen el resto de su vida en prisión. Útil es promover una ley de violencia intrafamiliar que cubra también las agresiones contra
niños o ancianos. Útil es garantizar la libertad de los padres para educar a sus hijos. Útil sería que Pablo Casado dejara de ser la marioneta de Feijoó y no tolerara que se haga política en las aulas con el gallego y la ideología de género.
En definitiva, lo más útil sería que Casado y Rivera dejaran a VOX en paz, abandonando su campaña contra nosotros y se centraran en defender a los españoles frente a los enemigos de España: los golpistas y la izquierda radical. Lo más útil es que acepten que en la calle lo que se puede percibir es el voto de la ilusión, lo mismo que percibimos en su momento en Andalucía y casi ningún medio de comunicación quiso reflejar. Muchos tienen que empezar a asumir que los españoles han encontrado ya un partido dispuesto a hablar de España sin miedo y con ilusión.