Los torrentes inundables
Los manuales modernos dicen que la sostenibilidad ambiental es el equilibrio generado por la relación armónica entre el ser humano y la naturaleza que lo rodea y de la cual forma parte, y que esta relación permanezca a lo largo del tiempo, es decir, sea sustentable. Pero conviene, para entendernos y afinar un poco más en lo que entre otras cosas se pretende, que el objetivo sea conseguir una actuación coordinada de todas las administraciones públicas y la sociedad para reducir las consecuencias negativas de las inundaciones.
Todo ello, basándose en los objetivos previstos en la Directiva Marco del Agua, o sea, que las actuaciones sean buscar soluciones basadas en la naturaleza, dejando de lado las construcciones artificiales para afrontar las inundaciones. Traducido esto al lenguaje que utilizamos en Mallorca, significará que lo que se persigue, visto cómo anda el patio, es lograr una perfecta descoordinación entre todas las administraciones implicadas en conservar la vegetación para buscar las retenciones del agua en determinadas zonas calificadas como de riesgo y lograr las consiguientes inundaciones.
Y hete aquí que doña Aurora Ribot, que es la que tiene la competencia en el Consell Insular en esta materia, se ha tomado hasta la fecha lo que dice la MDA al pie de la letra. O sea, que lo ha entendido perfectamente al revés. Porque, tras cuatro años de la tragedia de Sant Llorenç, las cosas estaban igual que antes de que sucedieran las inundaciones, es decir, dejando las cosas tal como estaban y solo, hasta el mes pasado, el Govern, otro que tal baila, no aprobó el Plan de Riesgo de Inundaciones.
Este plan, cuyo éxito parece más que discutible y a saber cuándo se llevará a cabo vistas las celeridades imperantes, tiene un presupuesto de 133 millones -26 para Sant Llorenç- y ahora tendrá que ser remitido al Ministerio de la Transición Ecológica para su aprobación definitiva. Entre las actuaciones previstas, están las medidas para reducir los riesgos de inundación en el torrente de Ses Planes y el de Can Amer, en Sant Llorenç, y quién sabe si otros enclaves de la isla van a verse afectados, porque hete aquí un ejemplo de lo que parece ser en realidad el resultado de este plan.
En Sóller, zona de grandes caudales, por ejemplo, tienen el 80% de los torrentes hoy abandonados. Y en vista de que no han hecho nada para solucionarlo, el Ayuntamiento de la localidad ahora tendrá que llevar a cabo una campaña de limpieza de los tramos urbanos de sus torrentes para evitar mayores males, pero advierte de que el 80% de los cauces que no dependen de ellos, es decir, que dependen del Consell Insular, están completamente abandonados por la proliferación de vegetación en sus cauces. Y ante esta situación de dejadez, al Ayuntamiento no le queda más solución que adecentar los tramos urbanos de su competencia, que representan solo un 20% de los cauces de sus torrentes, mientras que el 80% restante han estado hasta ahora, y ya se verá, totalmente abandonados desde hace años.
O sea que incluso Més de Sóller ha tenido ahora que reclamar al Ayuntamiento lo que sus dirigentes del Consell han sido incapaces de hacer. Y es que, además de la vegetación imperante de sus cauces, hay numerosos muros caídos desde hace años que están sin reparar y, por tanto, estaremos ante la paradoja de que los tramos urbanos estarán limpios mientras que los otros tramos de estos mismos torrentes carecerán de las medidas adecuadas para prevenir las inundaciones.
Ante esta dejación, Sóller se han visto pues en la necesidad de denunciar la incompetencia del Consell acabando por la del Govern, al que en definitiva corresponde evitar estas situaciones que suponen un auténtico peligro para los habitantes de estas zonas. O sea, que ya ven: dos administraciones perfectamente descoordinadas.
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