Los tigres comen carne

Los tigres comen carne

De buena mañana me llama un amigo de esos “de izquierdas de toda la vida” y me suelta así, sin preámbulos: “Oye… estoy asustado con estos…”. Le pregunto si ha pasado algo nuevo… Me dice que no, pero que “es que no paran…”.

Criatura… Pues claro; no pararán mientras tengan en su mano el BOE; mientras sigan controlando la prensa amiga (la pública y la concertada, que es prácticamente toda); no pararán mientras sigan sumando cómplices parlamentarios que les ayuden a hacer o a blanquear sus fechorías y mientras la oposición democrática esté desconcertada; no pararán mientras los ciudadanos no podamos salir a la calle a manifestarnos como dios manda; no pararán mientras millones de españoles tengan como prioridad poner un plato con comida en la mesa… Sánchez no parará mientras no le paremos, no cejará en su empeño de subvertir el orden constitucional actuando como un dictadorzuelo disfrazado de demócrata.

Los tigres comen carne; sólo comen hierba para purgarse, está en su naturaleza. Sánchez, el gran impostor, solo respeta las reglas democráticas cuando no le queda otro remedio; está en su naturaleza.

Definición de la RAE de Impostor/ra:

  1. Que atribuye falsamente a alguien algo.
  2. Que finge o engaña con apariencia de verdad.
  3. Suplantador, persona que se hace pasar por quien no es.

Como ven, la definición del término se ajusta como un guante al comportamiento de Sánchez, de la misma manera que los rasgos de su personalidad están resumidos en lo que en psicología se denomina la Triada Oscura, un perfil que se determina por la combinación de tres factores: la psicopatía, entendida como una empatía muy limitada, propia de personas que no tienen remordimientos y para las que la moral y las normas éticas les son indiferentes; el maquiavelismo, que se caracteriza por tener actitudes cínicas y adoptar estrategias cuyo único fin es beneficiar sus propios intereses; y el narcisismo, que define al vanidoso, a quien fantasea con un poder ilimitado y cree merecer un estatus superior.

Esto es Pedro Sánchez, un tipo que miente tanto que ha perdido el sentido de lo que es la verdad. ¿Nos extraña que un tipo así quiera “perseguir” las noticias “falsas”? No, su comportamiento es muy coherente con su personalidad y con sus antecedentes; él hace lo propio de los impostores, atribuir  falsamente a alguien algo. Fíjense si es coherente que la orden con la que imponen la censura es un fake en sí misma, pues afirma falsamente que se ampara en una norma europea.

Podríamos ir poniendo ejemplos de cómo se adecuan a esas dos definiciones que adornan a Sánchez (impostura y Triada Oscura) las decisiones que ha ido tomando desde que llegó a la Moncloa. Pero no nos distraigamos con el tipo de carne que come el tigre, vayamos a lo sustancial: el tigre come carne. Por eso y  volviendo a lo nuestro, lo que debiera asustarnos de verdad es tomar conciencia de que lo verdaderamente peligroso de Sánchez no es lo que hace sino quién es, lo que es; y, a partir de ahí,  la capacidad de hacer daño que tiene un tipo como él desde la Presidencia del Gobierno de España.

¿Qué podía salir bien desde el momento en el que Sánchez, para conseguir el poder, decidió pactar con los delincuentes condenados por dar un golpe contra la democracia, con los defensores de las dictaduras del pasado y del presente  -calificados por los organismos democráticos europeos e internacionales como autores de crímenes de lesa humanidad- y con los orgullosos herederos de ETA?

¿Acaso se puede esperar algo bueno de quien elige a esa gentuza como compañeros de viaje? ¿Acaso nos puede extrañar que quien compadrea con los representantes de la banda que asesinó a 857 españoles -por ser  españoles y ejercer como tal- quiera eliminar el castellano como lengua vehicular del Estado? ¿Acaso puede sorprendernos que quien gobierna con los que consideran bestias a los españoles pretenda excluir de la escuela la lengua común? ¿Acaso nos puede extrañar que quien pacta todas las leyes con el partido que promueve la quema de fotografías del Jefe del Estado quiera eliminar el derecho de los españoles a estudiar y comunicarse en la lengua común, la lengua del Estado? ¿Acaso nos puede sorprender que quien compadrea con los que quieren destruir la unidad de la Nación se apreste a destruir el vinculo que supone la lengua común?

¿Acaso nos puede extrañar que quiera acabar con la separación de poderes un tipo que compadrea con los golpistas que han prometido repetir el golpe?¿Acaso puede extrañarnos que Sánchez, que está vulnerando y/o suspendiendo la Constitución de forma continua, quiera acabar con la justicia independiente para asegurarse que en el futuro no haya un tribunal independiente que pueda juzgarle a él y a sus amigos por las nuevas fechorías que puedan cometer?

¿Acaso es de extrañar que quien se negó a tomar decisiones durante meses para prevenir la extensión de la pandemia, quien miente sobre el número de muertos, ponga a la Fiscalía a trabajar para evitar que le juzguen por sus presuntos delitos?

¿Acaso nos puede extrañar que quien ha hecho de la mentira su religión: (“las mascarillas son contraproducentes”,  “las mascarillas son obligatorias”; “salgan a la calle, relaciónense, disfruten…, ya hemos vencido al virus”, “la situación es muy delicada, hay que quedarse en casa, sólo con un nuevo estado de alarma (ahora por seis meses) podremos enfrentarnos al virus …”;  “ todas las decisiones las tomamos según las recomendaciones del comité de expertos”, «nunca ha existido un comité de expertos…» , quiera impedir por todos los medios que los periodistas y los ciudadanos libres –que aún quedan- contemos la verdad?

Los tigres comen carne; si nos descuidamos y permitimos que un tigre ande suelto por un lugar en la que hay personas indefensas, el tigre hará lo que le manda su naturaleza y comerá lo que encuentre para saciar su apetito. Si nos descuidamos y permitimos que se instale en el gobierno de un país un tipo sin escrúpulos, con una ambición sin límites, que sólo se mueve por interés y únicamente busca su beneficio personal, que se cree superior a los demás, que cree merecer un poder sin límites, que puedan condicionar sus decisiones, que considera que todo vale para conseguir sus objetivos… el resultado será letal para ese país. Porque el tipo, como el tigre, saciará todos sus instintos y no tendrá  ningún tipo de remordimiento; está en su naturaleza.

Es lo que hay. Ahora bien, que digo yo que no estamos condenados a dejar que el tigre siga vagando libremente, ¿no? Pues eso: que tampoco estamos condenados a dejar que este individuo llamado Pedro Sánchez, en unión y comandita con todos sus cómplices –los permanentes y los temporales-  nos roben los derechos y se carguen al país. O sea, que ya estamos tardando.

Lo último en Opinión

Últimas noticias