Santos Cerdán, ¿embajador de España en Cataluña?
Con fondos públicos sostenidos por el Estado español, la Generalitat de Cataluña sigue reforzando las denominadas embajadas catalanas, un cuerpo diplomático destinado en el exterior que tiene como objeto proyectar a Cataluña como sujeto político nacional. Para entendernos, como un Estado a todos los efectos, diferenciado del Estado español. Moncloa considera que la «jurisprudencia constitucional» ampara esa maniobra de la Generalitat independentista. O sea, que no encuentra impedimento alguno al hecho de que una comunidad autónoma despliegue embajadas por el exterior, pese a que las relaciones internacionales son una competencia exclusiva del Estado, según la Constitución española.
Para el Gobierno de Pedro Sánchez no cabe objeción alguna al hecho de que la Generalitat catalana haya anunciado la creación de un cuerpo profesionalizado en relaciones internacionales y que va a seguir expandiendo su red de embajadas –en 2020 tenía 16 delegaciones del Govern en el extranjero y ahora ya cuenta con 22 con las que actúa en 72 países–. Todo ello para apuntalar su política exterior mientras redobla su estrategia independentista. Moncloa no es que mire para otro lado, sino que se pone del lado de la Generalitat: «La legislación vigente y la jurisprudencia constitucional permiten que las comunidades autónomas puedan realizar actividades con proyección exterior en materias de su competencia, tal y como se regula en la Ley 2/2014, de 25 de marzo, de la Acción y del Servicio Exterior del Estado». Claro, pero cuando las pseudo embajadas catalanas van contra la Acción y el Servicio Exterior del Estado, ¿qué hace el Gobierno de España? En este caso, nada.
Aunque, bien mirado, si el presidente del Gobierno de España negocia fuera de España -con verificador incluido- la gobernabilidad de España con los separatistas catalanes, lo de las embajadas catalanas cae por su propio peso. Quien está dando carta de naturaleza al plan separatista es el propio Ejecutivo socialcomunista. A este paso -todo se andará-, Pedro Sánchez termina nombrando embajador de España en Cataluña al mismísimo Santos Cerdán.