Sánchez trata de ablandar a Puigdemont ofreciéndole el Ayuntamiento de Barcelona

Puigdemont

Pedro Sánchez ha ofrecido al partido de Carles Puigdemont entrar en el gobierno municipal de Barcelona a cambio de garantizarse su apoyo en la investidura. Se da la paradoja de que Junts fue la fuerza vencedora en los pasados comicios municipales, pero el apoyo del PP fue decisivo para que el socialista Jaume Collboni frustrara las aspiraciones de Xavier Trias de alcanzar la Alcaldía de la Ciudad Condal.

El PSC gobierna ahora en solitario, con sólo 10 de los 41 concejales municipales, desde el pasado mes de junio, cuando los populares le brindaron su apoyo para evitar precisamente la entrada por primera vez de los separatistas en el gobierno municipal. El nivel de indecencia política del presidente del Gobierno en funciones no conoce límite y las tragaderas de Pedro Sánchez tampoco.

A Sánchez le da igual entregar las llaves del Ayuntamiento de Barcelona a los separatistas si con eso le sirve para garantizarse su continuidad en La Moncloa. El retrato del personaje es ése: un hombre que ha relativizado hasta la náusea los valores constitucionales que encarna el Estado.

El candidato del PP, Daniel Sirera, justificó su apoyo al PSC con un argumento impecable: «Si no apoyo a Collboni, Barcelona tendría hoy alcalde independentista gracias a Vox», pero no recibió del socialismo ni las gracias. Por supuesto, la oferta de Sánchez de vender la gobernabilidad de Barcelona al separatismo es para Junts insuficiente, porque si el presidente del Gobierno en funciones pretende ganarse los siete votos del prófugo de Waterloo con ofertas como esta es que no conoce cómo se las gasta Puigdemont.

Ablandar al prófugo golpista con ofertas como la de Barcelona revela, eso sí, hasta qué punto para Sánchez los principios y la ética política dependen exclusivamente de su propio interés. Que la entrega de Barcelona al independentismo bien valga una investidura para Pedro Sánchez refleja la catadura moral de un personaje que carece de la más mínima dignidad e integridad.

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