Sánchez sólo se acuerda de Feijóo cuando truena

Sánchez sólo se acuerda de Feijóo cuando truena
Sánchez sólo se acuerda de Feijóo cuando truena

Sánchez lo ha vuelto a hacer: de forma unilateral, como hizo en el asunto del Sáhara, ha vendido un acuerdo con Estados Unidos consistente en el incremento del número de destructores en la base naval de Rota y ha dejado que el presidente de EEUU, Joe Biden, hiciera público el anuncio. Pedro Sánchez no informó a nadie y vendió el acuerdo como un triunfo personal. El problema viene ahora, porque sus socios de Gobierno y sus aliados golpistas y proetarras no están por la labor de darle un cheque en blanco. Es lo que tiene gobernar con los enemigos de España.

De nuevo, cuando truena, Sánchez se acuerda del PP -al que ha soslayado en los preparativos y en los pormenores de la cumbre de la OTAN- y reclama su apoyo al acuerdo con Estados Unidos, un acuerdo del que Núñez Feijóo no estaba informado, como tampoco lo fue en el tema del Sáhara. Pedro Sánchez, que acusa permanentemente al PP de «estorbar», necesitará ahora al PP en vista de que los partidos que le mantienen en la Moncloa no están por la labor. La deslealtad de este personaje es sólo comparable a su insuperable vanidad: Sánchez es un ególatra que concibe la política como una pasarela por la que sea pasea con la altivez propia de un necio, de un soberbio tan creído de sí mismo que considera que los asuntos de Estado orbitan en exclusiva alrededor de su ombligo. Un supremo ejercicio de narcisismo.

Por lealtad a lo que representa España y su política exterior, el PP apoyará presumiblemente el acuerdo con Estados Unidos sobre la base de Rota. Entre otras cosas, porque si en algo se ha caracterizado el centro-derecha español es por condenar el rancio antiamericanismo de la izquierda y por su probado compromiso atlantista. Ahora bien, ese apoyo tiene que venir acompañado de muchas explicaciones por parte del presidente. Porque ya está bien de que Pedro Sánchez haya decidido que la política exterior de España empieza y termina en él. De eso, nada

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