Sánchez, con los muertos no se juega

Sánchez, con los muertos no se juega
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Nunca con menos, se llegó a más… Albert Camus vino al mundo en una aldea argelina y obtuvo el Nobel de Literatura. Hijo de colonos franceses, -pieds noirs-, su padre fue un recolector de anacardos y su madre una dama española que no sabía leer. Aun así, gracias a ellos, brotó un escritor maravilloso que relató a través de sus personajes en “La Peste”, la lucha que sostiene la humanidad contra el absurdo. Sorprende que los miembros de este Gobierno no hayan leído o, de hacerlo, no asimilaran la dúctil filosofía que el francés transmite como reflexión ante cualquier pandemia. Supongo que lo expuesto no servirá para que tales incultos lean a Camus, pues el ignorante nada aprecia, ya que cree saberlo todo. Por eso nos va, como nos va. Dependemos de infatuados social-comunistas, estamos en manos de mercaderes codiciosos que desconocen las soluciones inteligentes.

La novela de Camus cuenta cómo unos médicos de Orán convierten la idea de la solidaridad, en el único antídoto capaz de atajar la plaga que asolaba la ciudad argelina. “La Peste”, viene a ser un manual de supervivencia donde los protagonistas se preocupan más por hallar la dignidad y fraternidad humanas, que acabar con la epidemia en sí. Nuestros ministros prefieren otros manuales, aquellos que, además de ser plagios, sólo hablen de “su” resistencia, porque la vida de la gente no les importa. El bochornoso espectáculo en la apertura del Congreso, que recordó a un zoco de tratantes de caballos, bastó para comprobar la calidad de nuestra clase política. Unos y otros piden colaborar con un Gobierno roto, completamente desquiciado, pero a cambio exigen eliminar a terceros. Fíjense si lo están haciendo fatal, que solo Abascal e Iglesias parecen líderes dignos.

Si todos andamos angustiados cuando no sufriendo con el virus, no estorbaría tener un presidente en sus cabales que nos dijera la verdad sobre el número de muertos. Los enterradores y los tanatorios juran que las autoridades ocultan un 40% de víctimas. Camus incluyó en “La Peste” una frase inmortal: “La verdadera generosidad para con el futuro consiste en entregarlo todo al presente”. Muchos críticos coinciden en asegurar que esa terrible enfermedad es una metáfora del nazismo, que usó el escritor francés para despertar en los seres humanos hondos sentimientos de amor y de fraternidad.

¿Qué necio asesor le escribe a Sánchez esos sermones bolivarianos, esas idioteces trufadas de mentiras que el presidente se limita a leer en sus alocuciones? No olviden el último disparate que le coló el negro: “Doblegar la curva, dejar atrás el pico, era el primero de los objetivos que fijamos en esta contienda contra el virus”. El torpe iletrado baraja conceptos dispares. De tener nociones básicas de geometría y de respetar la RAE, sabría que una curva es, la línea que cambia de dirección, constantemente, sin formar ángulos. Así que, ¿a qué viene el pico, ese ángulo obtuso que el negro se saca de la manga? El asesor por zopenco y el presidente por infradotado, han quedado como lo que son, dos tontos muy tontos. Con los muertos no se juega, sus familiares los reclaman para darles sepultura.

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