Sánchez levanta un muro totalitario contra la derecha
La decisión del Gobierno de excluir a Isabel Díaz Ayuso del acto de inauguración del nuevo AVE Madrid-Asturias representa no sólo un desprecio a la presidenta madrileña, sino que forma parte de la estrategia de exclusión anunciada por Pedro Sánchez cuando hace días se refirió a su intención de erigirse en un muro contra la oposición de derechas.
El problema es que Sánchez, con su exclusión a Ayuso, pretende anular el poder institucional que las urnas confirieron a la presidenta de la Comunidad de Madrid, una autoridad emanada del voto popular que el presidente del Gobierno no puede, por mucho que quiera, subvertir por la vía de apartarla de los actos públicos a los que tiene todo el derecho a acudir en virtud de su cargo.
Con su actitud, Sánchez demuestra su aversión totalitaria a la democracia y una peligrosa deriva dictatorial, porque Ayuso -mal que le pese- ostenta la máxima representación ante el Estado de Madrid, por voluntad expresa de los madrileños.
La estrategia de exclusión política promovida por Sánchez, que no sólo ha utilizado contra Ayuso, sino contra otros cargos políticos del PP, como la presidenta de la Diputación de Castellón, la popular Marta Barrachina, supone un ataque al Estado en cuanto cercena la presencia institucional de la presidenta del Gobierno autonómico de Madrid, que fue nombrada -como Sánchez- por el Rey al contar con la mayoría absoluta de la Cámara autonómica.
Así que si Sánchez pretende erigirse en muro contra la derecha debería saber que el único muro que en un Estado de Derecho existe es el que preserva la democracia del poder totalitario. De modo que menos muros, remedo de Kim Jong-un. Guárdese sus ínfulas totalitarias y no exhiba de forma tan miserable la impotencia que siente por el hecho de que Isabel Díaz Ayuso le haya vapuleado en las urnas una y otra vez. Será porque los madrileños se fían mucho más de ella que de usted. Lo que no deja de ser una democrática demostración de coherencia y de sentido común.