Sánchez, a escobazo limpio

"Sánchez y Puigdemont se necesitan y harán cualquier cosa para salvarse mutuamente"

Sánchez, a escobazo limpio

A mediados de los años 60 del pasado siglo, sonaba en las radios de todo el país una canción de Los Sirex que nos contaba lo que ellos harían con una escoba para barrer las “cosas sucias” de este mundo.

La canción tenía una letra y unos acordes pegadizos, y, tal vez por eso, casi seis décadas después de que este grupo catalán pusiera música al verano de los españoles, aún se recuerda.

Hoy el presidente Sánchez tiene otra escoba. Una escoba que se ha llevado por delante buena parte de la credibilidad jurídica de nuestro país, con desastres legislativos como la Ley del Sí es Sí, que ha liberado o rebajado la pena a más de 1.200 agresores sexuales y pederastas.

Ha borrado el delito de sedición del Código Penal y ha reinterpretado el de malversación para favorecer, en ambos casos, la situación judicial de quienes trataron de dar un golpe de estado en Cataluña.

Para asegurarse su investidura como presidente del Gobierno, tras perder las elecciones generales, no ha tenido reparos en barrer la igualdad de los españoles, impulsando una ley de amnistía que atenta contra la Constitución y el Estado de Derecho.

En esa misma ley vergonzante, ha vuelto a limpiar una línea roja, suavizando los delitos de terrorismo, para salvar la cara de los promotores de Tsunami, entre ellos, según la Justicia, el prófugo Puigdemont.

Sánchez y Puigdemont se necesitan y harán cualquier cosa para salvarse mutuamente. Sánchez precisa los votos de Puigdemont para mantenerse en el poder. Y Puigdemont, los de Sánchez, para tratar de asegurarse, a través de la citada ley de amnistía, que no rendirá cuentas cuando regrese a España, aunque eso suponga barrer todo el ordenamiento jurídico español, incluida la Constitución.

El resultado de sus cesiones a los golpistas catalanes, a los testaferros de ETA, a la extrema izquierda y a todos y cada uno de los socios de los que depende para mantenerse en Moncloa está claro que sólo contribuye a aumentar el caos y la división. Su forma de actuar es legislar para quienes incumplen la ley.

Tampoco su manera de legislar con los empresarios genera más confianza. Aquí la escoba de Sánchez ha metido bajo la alfombra el consenso entre los agentes económicos, con decisiones imperativas que no abonan el necesario diálogo social.

Recomponer esta situación no será fácil, aunque requerirá, como dicen las leyes de la física, de mucha energía y mucho trabajo.

Será otra escoba la que trate de borrar las nefastas consecuencias de este período negro que representa el gobierno del Pedro Sánchez. Deberá ser un gobierno del Partido Popular el encargado de recomponer la confianza y la imparcialidad de las instituciones, devolver el reconocimiento a los jueces y magistrados -después del ataque que están sufriendo por parte de miembros del Ejecutivo-, y generar políticas que atraigan inversión y fomenten la innovación y el emprendimiento.

Como decían Los Sirex, “si yo tuviese una escoba, cuántas cosas barrería”. En cada una de las próximas citas electorales tenemos la oportunidad de limpiar las políticas frentistas de Sánchez, de limpiar los muros de la discordia, de limpiar normas que favorecen a los delincuentes y perjudican a todos los españoles honrados.

Estoy convencido de que la escoba está en nuestras manos, en la de todos y cada uno de los españoles, y de que sabremos utilizarla para acrisolar el futuro de nuestra Nación.

Miguel Ángel García Martín es consejero de Presidencia, Justicia y Administración Local de la Comunidad de Madrid.

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