Opinión

Sánchez, los entierros y la Historia

El presidente Sánchez dijo el otro día que “una de las cosas por las que pasará a la Historia es por haber exhumado al dictador”. Con independencia de la vergüenza ajena que provoca que alguien tenga tanta vanidad y pedantería como para ser capaz de hacer el ridículo proclamando él mismo que pasará a la Historia -una persona nunca puede decir eso de sí misma sin causar sonrojo; quizás Sánchez lo haya dicho porque perciba que nadie lo dirá nunca de él-, es curioso que elija, además, la exhumación de Franco como un mérito con el que ser recordado.

Un presidente del Gobierno debería a pasar a la Historia por generar una enorme prosperidad para su país, por mejorar la vida de sus ciudadanos, por hacer de la concordia su forma de gobernar, por crear riqueza y por lograr aumentar la actividad empresarial, la recepción de inversiones extranjeras, la generación de actividad económica y la creación de puestos de trabajo. También puede pasar a la Historia por hacer todo lo contrario y empobrecer, en todos los sentidos, a su país, situándolo en la irrelevancia internacional, dividiendo a la sociedad y mermando la capacidad de dinamismo de la economía, tratando de hacerla dependiente y subvencionada. Esta segunda opción, negativa, probablemente es por la que Sánchez pasará a la Historia. Si lo que le preocupa es formar parte de ella, que no se apure, porque, desgraciadamente está haciendo todo lo necesario para pasar a ella de esa manera tan negativa.

Sánchez no tiene aspectos positivos en su gestión, la verdad, pero resulta sorprendente que quien encabeza un gobierno que distorsiona la realidad con sus relatos fantasiosos de la evolución económica y que él mismo es tan vanidoso, no trate de vender alguno, aunque sea falso, y tenga que recurrir a un hecho como el de exhumar e inhumar un cuerpo para encontrar un motivo con el que pasar a la Historia.

Ahora bien, ya puestos a hablar de desenterramientos y enterramientos -no olvidemos que Sánchez no sólo desenterró a Franco, sino que también lo enterró con una retransmisión del acontecimiento que más parecía rendir honores a Franco que otra cosa, con lo que le faltó poco para incumplir su propia ley de memoria democrática con la que busca reabrir heridas, acabar con la reconciliación de la Transición y enfrentar a los españoles- hay otros entierros por los que Sánchez pasará a la Historia, pero por sus impactos negativos, que son los siguientes:

Todos esos entierros son los que les preocupan a los ciudadanos, y no el de los restos de una persona que murió hace cuarenta y siete años, que sólo busca el enfrentamiento entre españoles que fue superado en la reconciliación de la Transición.

Sánchez pasará a la Historia por todo ese desastre económico e institucional que está generando, en el que nos está enterrando, que es una forma triste y lamentable de pasar a la posteridad.