Sánchez da un golpe de Estado a la democracia

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Pedro Sánchez, en su camino imparable hacia la autocracia, ha vuelto a situarse por encima de la ley, de la razón y del interés general de los españoles. Ha desactivado la sentencia del Supremo que condenó por delito de sedición a los políticos separatistas que intentaron en 2017 dar un golpe de Estado contra la Constitución y la democracia. Por motivos personales, el presidente del Gobierno y sus socios priorizan el poder por encima de la convivencia, la ley y el Estado de Derecho. Sánchez rebaja ahora las penas por dicho delito para «homologarse con Europa».

Sánchez miente. En Europa, los delitos de sedición se castigan, no se perdonan (véanse Alemania, Italia, Francia o Portugal, donde ni siquiera se permite que concurran a las elecciones generales partidos de corte regional). En realidad, Sánchez no quiere homologarse con Europa, sino con Hispanoamérica y, en concreto, con las dictaduras de izquierdas que someten las libertades de los ciudadanos y arruinan las sociedades que gobiernan. Ese y no otro, es el verdadero sueño de Sánchez, el felón que habita en la Moncloa. La enésima traición a los españoles la debe pagar pronto en las urnas, y no sólo la historia le debe juzgar. No deben salirle gratis estas decisiones que socavan la autoridad de las leyes, que sus socios incumplen y que él mismo desobedece al ponerse por encima de sentencias firmes. Gotita a gotita, la autocracia sanchista se va imponiendo en España, ante el silencio cómplice de unos y la dimisión política, económica y social de otros.

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