Sánchez se burla del Rey y distingue a Irene Montero por su contribución a la Corona

Sánchez Irene Montero, Orden Carlos III

No deja tener su puntito de guasa el hecho de que el Gobierno de Pedro Sánchez haya concedido a Irene Montero la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, establecida por el Rey Carlos III en 1771 con la finalidad de condecorar a aquellas personas que se hubiesen destacado especialmente por sus buenas acciones en beneficio de España y la Corona. Desde su creación, es la más distinguida condecoración civil que puede ser otorgada en España y es habitual que la reciban quienes han sido ministros del Gobierno. Resulta toda una ironía que quien se ha caracterizado por su oposición permanente a la Corona sea distinguida por sus servicios a la Corona. En este caso, la condecoración supone toda una burla a quien encarna la Corona y, de paso, una burla a los españoles, salvo que Pedro Sánchez haya decidido premiar a Irene Montero por su contribución a poner en la calle a violadores y a rebajar la condena a miles de agresores sexuales. Si es por eso, vale. Hay pocos ministros del Gobierno de España que hayan hecho menos por España y la Corona que Irene Montero.

En todo caso, si la ex ministra tuviera un mínimo de dignidad y coherencia, rechazaría de inmediato una distinción que creó la Corona con el fin de recompensar a quien trabajara por la Corona. Dada la profundísima animadversión de Irene Montero a la institución monárquica lo lógico sería que rechazara la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III y le pidiera a Sánchez que la sustituyera por una distinción de nuevo cuño más acorde a su perfil. En todo caso, y como esta gente es la quintaesencia de la hipocresía, se quedará la distinción -ya la tiene su pareja, Pablo Iglesias- de buena gana. Ironías aparte, esta es la España de Sánchez: que Irene Montero tenga la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III es una burla y una ofensa al sentido común.

Lo último en Opinión

Últimas noticias