Repugnante y violenta homofobia
La agresión homófoba que un joven ha sufrido este fin de semana ante una discoteca de Alcorcón, por besarse con su novio cuando ambos regresaban a casa, constituye un ejemplo de los comportamientos que una sociedad como la española no puede tolerar. Según ha relatado la víctima, Dani Duque, un portero de la discoteca le increpó gritando «¡Aquí no queremos maricones!» y se abalanzó sobre él. A causa de los golpes recibidos, el joven sufre una luxación en el hombro, un corte en la ceja y heridas en la mejilla.
A través de las redes sociales, la dirección de la discoteca ha pedido disculpas públicamente y ha asegurado que tomará «las medidas oportunas» para esclarecer lo sucedido. La empresa añade que «no discrimina por razón de raza, sexo o religión y cuenta en su plantilla con personal de muy distintos orígenes, nacionalidades y condiciones. Parte de nuestra filosofía es fomentar el respeto. Somos los primeros interesados en investigar lo sucedido y recabar toda la información referente a este incidente».
Esta respuesta sólo será satisfactoria si la empresa llega hasta las últimas consecuencias para aclarar lo sucedido y depurar las responsabilidades: es evidente que no puede ocupar un puesto de atención al público, y probablemente ningún otro, quien llevado por sus prejuicios es capaz de utilizar la violencia de este modo. Los hechos ya han sido denunciados a la Policía, y hay que esperar que muy pronto el agresor se encuentre ante la Justicia.
España ha sido un país pionero en garantizar los derechos del colectivo LGTBI y uno de los más tolerantes del mundo en el respeto a las libertades individuales. Pese a ello, incidentes como el registrado este fin de semana en Alcorcón siguen produciéndose con demasiada frecuencia. Tan sólo en la Comunidad de Madrid, el año pasado se registraron 321 incidentes de agresiones físicas o verbales contra miembros del colectivo LGTBI, según el Observatorio Madrileño contra la Homofobia. Aunque cada vez hay una mayor sensibilidad para perseguir este tipo de delitos, sólo se denunciaron en comisaría un centenar de los incidentes registrados.
La violencia no cabe en una sociedad democrática, y menos por motivos de odio o discriminación contra cualquier colectivo. La legislación española tipifica como delitos de odio, con penas de hasta cuatro años de cárcel, el uso de violencia (ya sea verbal o física) contra cualquier persona por razón de raza, religión, orientación sexual o motivos ideológicos. La sociedad española ha avanzado hasta convertirse en una de las más tolerantes y comprometidas con la defensa de los derechos y libertades individuales. No puede permitirse ningún retroceso en este camino y por ello se debe denunciar y perseguir, con la ley en la mano, hechos como el registrado este fin de semana en Alcorcón.