¿A quién tienen cogido de sus redaños?
No hace falta que recurran a los clásicos de Francis Ford Coppola, Martin Scorsesse o Brian de Palma. Tampoco tienen que retrotraerse hasta la Sicilia del siglo XIX, Nueva York a principios del XX o Chicago en los años 30. Para encontrar a una familia asentada en el lujo y emparentada con la alargada sombra del delito basta con vivir en 2017 y detenerse por un instante en el apellido Pujol. ¿Quién y por qué les debe omertá para que sean intocables ante la justicia? ¿A quién tienen cogido por sus redaños para que sus entradas en los juzgados comuniquen de manera casi inmediata con la puerta de salida? Este jueves por la mañana, la Fiscalía Anticorrupción pedía prisión sin fianza para Oleguer Pujol por riesgo de reiteración delictiva. Unas horas más tarde, el juez de la Audiencia Nacional José de la Mata lo dejaba en libertad con la única privación de su pasaporte. Al pequeño de la “molt honorable” estirpe catalana se le imputa un delito de blanqueo de millonarias comisiones obtenidas en la operación de compra-venta de 1.152 sucursales de Banco Santander en 2007 por valor de 2.040 millones de euros, además de otras seis operaciones inmobiliarias que completaron un desembolso total de 3.000 millones. Unas cantidades que, según las sospechas de Anticorrupción, procederían de empresas radicadas en paraísos fiscales y vinculadas a su vez con el propio Oleguer.
A pesar de que los fiscales del caso creen que el blanqueo sigue produciéndose en la actualidad, e insisten en la continuación del delito por las “maniobras de opacidad” detectadas —en 2015 desvió 2,5 millones a Miami a pesar de tener las cuentas bloqueadas—, Oleguer ha evitado el presidio una vez más. Así, la familia sigue sin ver a ninguno de sus miembros entre rejas. OKDIARIO nació al público denunciando las interminables ramificaciones de esta organización familiar. De hecho, nuestras dos primeras exclusivas se centraron en desentrañar los secretos de lo que es el mayor escándalo de corrupción política conocido hasta ahora en España. Un legado delictivo —y una fortuna de varios miles de millones de euros— que parte de tres décadas de gobiernos de CIU en Cataluña bajo la sombra del 3% y se extiende de manera incomprensible hasta nuestros días. En una España en sólido avance económico, y donde la corrupción ha sido una lacra social, no caben los intocables ante la justicia. Los tribunales deben poner coto de una vez por todas a las corruptelas de una familia que ha expoliado las arcas públicas en democracia. El primer paso es acabar con una impunidad que dura ya demasiado tiempo.