Puñetera vergüenza
“Cómplice de una violación”, “nazi”, y “ojalá te violen” son algunas de las sutiles dedicatorias que he recibido del gremio coñopáusico durante esta semana por discrepar de la aberración judicial que ha sentenciado a 38 años de cárcel a cada uno de los tres jugadores del Arandina. Cinco años más de los 33 años que le metieron a Txapote por asesinar al funcionario de prisiones Máximo Casado Carrera en Vitoria, por citar un ejemplo.
Las reacciones, que incluían peticiones de penas de cárcel para mí, surgieron cuando califiqué de “puñetera vergüenza” en Twitter los audios de la nueva Lolita de Aranda De Duero, a la que Nabokov le habría dedicado un capítulo aparte, en los que ésta comenta ufana “las cosas inventadas que va a incluir” si los paletos de Burgos “se van de la lengua”.
Hoy aprovecho esta tribuna para rectificar: la sentencia me parece una jodida vergüenza procesal que acaba con la confianza de hombres y mujeres en la justicia española arrodillada por cobardía ante el feminismo de psicópatas sexuales que dictan leyes en los debates. Ellas, en su delirio y para proteger su modus vivendi, son culpables de lo que pasó en aquel piso.
Son las que han alumbrado a La Criatura que, a sus 15, persigue jugadores de fútbol y crea un historial de “sus líos” en vez de disfrutar de las primeras trivialidades peliagudas de la adolescencia que te preparan para distinguir los peligros y llegar la madurez sin ser un despojo. Esas primeras melopeas que te hacen falta para descubrir que el alcohol es una mierda, salir con sus colegas con toque de queda, y aprender a flirtear de forma sana con el chaval uruguayo con el que veraneas y que pasa el resto del año en Ronda. Una vez ese chaval me tocó un tirante del sujetador a los 14 y creo que hoy, casado y con hijos, todavía se acuerda de la reverenda hostia.
Pero ocurre que las defensoras de la niña han convertido a los que piden la educación en valores en una anomalía de facho-kafkiana. Piden clases de sexualidad en programas como el de Skolae en Navarra en el que los niños de 12 años tienen que opinar si es verdadero o falso que «el coito anal es la práctica preferida por los homosexuales» y responder a las preguntas de “¿Cuántas personas me atraen en estos momentos de mi mismo sexo y del sexo opuesto? o “¿Cómo nos lo montamos?” en referencia a si «las relaciones sexuales tienen sentido sólo si hay afecto y compromiso».
Básicamente programas educativos en los que enfermas con graves trastornos son subvencionadas para impartir talleres en colegios y universidades que auspician debates sobre el autoerotismo o la masturbación y piden a los profesores que “atiendan aquellos aspectos que generan preocupación, aclarando dudas y fomentando una actitud de cultivo y comprensión hacia el autoerotismo”.
Fariseos que se escandalizan de una orgía a los 15 conscientes de que son ellos los que han condenado las relaciones de respeto mínimo entre hombres y mujeres. Cuando el compromiso es una patología patriarcal, el amor romántico el preludio del maltrato, y la pareja heterosexual en un factor de riesgo para la vida de la mujer, sólo te queda aspirar a chupar “la cabeza de las tres gambas con cadmio”. Ese es el margen vital que te queda si sigues las directrices de las Golfxs con principios y las investigadoras especializadas en el capitalismo y el amor romántico.
Ninguna de las locas del gremio coñopáusico han puesto el grito en el cielo por la publicación en un medio valenciano esta semana que cuenta cómo Mónica Oltra, Consejera de Igualdad de Chimo Puig, calificó de “poco creíble” a la menor que sufrió repetidos abusos sexuales a manos del marido de la líder de Compromís en 2017 enchufado por éste en un centro de tutela de menores. Cinco años le han caído al ex de Oltra en lugar de los 38 porque en este caso, y a pesar de que la sentencia cita como agravante el miedo de la menor a denunciar por la relación entre su victimario y la actual presidenta de la Generalidad Valenciana, no ha habido “presión ambiental” ni “doctrina de cooperación”. Las feministas calladas no como putas, sino como cobardes. Las mismas que han calificado de error la condena a prisión permanente revisable de El Chicle.
Sois una puñetera vergüenza y una garantía para el drama psico-sexual de “vuestras niñas”.