Los progres/nacionalistas convierten el País Vasco en un paraíso fiscal

PNV

Hace falta tener rostro para que este Gobierno y su mayoría parlamentaria vayan presumiendo every time de progresistas, igualitarios y salvadores de la solidaridad y la equidad y acto seguido, con nocturnidad, alevosía, de tapadillo, hayan excluido al País Vasco del impuesto especial a los ricos. ¿Se puede ser más obsceno?

¿Los ricos del País Vasco son menos ricos que los del resto de España? No. Al revés. Esos ricos han presumido de ser ricos y estar por encima de los demás. La tal Mertxe Aizpurua, bilduetarra, presumió hace unos días en la tribuna del Congreso precisamente de ese impuesto; se le olvidó (a sabiendas) decir que ha permitido que el mismo no se aplique a sus compatriotas vascos. De facto, esa comunidad autónoma hace mucho tiempo que es una «excepcionalidad fiscal» dentro de España y de la Unión Europea. Una «excepcionalidad» abusiva, insolidaria, facha, de superioridad territorial. Van de progres y son de un egoísmo intolerable.

El reproche no hay que hacerlo al nacionalismo vasco (hace siglos que conocemos su pelaje atrabiliario y ramplón), sino a Sánchez y sus muchachas que lo permiten. ¿Estos son los solidarios e igualitarios? La carcajada puede resultar cósmica. Son los hijos de Sabino Arana, los de la boina y el requeté y como tal se conducen.

Desde el punto de vista económico que el País Vasco y su mengue territorio hace tiempo que dejaron de ser algo interesante para el resto de los españoles. Un andaluz, extremeño, castellano aporta más a las arcas de aquella comunidad autónoma que ellos a las del conjunto. ¿Quién paga las pensiones, que tanto las pían, de los vascos? El resto de los españoles.

Pero esta nueva «excepcionalidad» fiscal clama directamente a Bruselas. ¡Sencillamente, no hay derecho! Así es que captan clientes para su foralidad… Suma y sigue. Los campeones del igualitarismo dejan ver sus miserias en cuanto el viento cambia de dirección. Hacen, como en tantos asuntos, justamente todo lo contrario de lo que predicen. Persiguen a los pobres; se arrodillan ante los poderosos. ¿La razón? Sus escuálidos votos.
Lo dicho, suma y sigue.

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