Un presidente en disfunciones

Un presidente en disfunciones

Olvidamos que ser un presidente en funciones no significa nada, por depender de otro probable sustituto a quien le corresponda ejercer el cargo en propiedad. Así que Sánchez pare de tirarse faroles diciendo  “Yo soy el presidente”, porque las urnas serán las que decidan quién lo es y no sus alharacas. Debería estimar a sus oponentes políticos, sin despreciar a los millones de personas que decidan votarles. Pero tratándose del okupa enrocado en la Moncloa, mitad impostor, mitad tahúr, cuyo lema de campaña es “mentir, mentir y volver a mentir”, pues sólo sirve para vender abanicos, tener que aguantarlo, como el iluminado del barrio madrileño de Tetuán que tanta gente lúcida ha dado a la capital, por el mero hecho de firmar una tesis fraudulenta, resulta insoportable.

Sus muy incultos adeptos aplauden y encubren el plagio que lanzó al gachó a la fama. Estando en disfunciones, que no es otra cosa que un sinónimo de trastornos, vitorean a este presidente de pacotilla, héroe de no sé qué para algunos y maniquí de poca enjundia, para otros. España está representada ante los organismos internacionales por un pelele que, en el feudo patrio, da rienda suelta a infinitas veleidades, empanadas con insensateces. “Mentir, mentir y volver a mentir”, su lema de campaña, triunfa entre los incautos y los subyuga. No hay nada como creer a tal irresponsable que sólo mira por su ego, para que tu vida decaiga y te estampes contra el futuro que propone. Un tramposo, siempre conduce al abismo. Vota al farsante y obtendrás gato por liebre.

Por si las trampas del mago Sánchez no fueran bastantes, se sacó de la chistera al palomo Errejón, que participó gustoso en el truco. El afán de este lindo alado, con tal de subirse al rosal del PSOE, tras haber renegado de sus viejos colegas comunistas, demuestra que al pichón le da lo mismo reptar que trepar, verbos que suele confundir, caprichosamente, cuando entra en éxtasis. Lo que parecía imposible, ahora es posible, piensa el ludópata en funciones. Le guiña un ojo al pájaro que sea y viene a comer a su mano. “Yo soy el presidente, el único, el auténtico, el dueño de la magia”, se dice a sí el ególatra. Y su esposa, que aún no ha encontrado peluquero que la peine, asiente y le vitorea. La Moncloa ha sido invadida por zombies. Ni Tezanos solucionará con el CIS tamaño descontrol mental.

Hay que reconocer que el doctor cum fraude no se corta un pelo a la hora de echar flores a su paralizada gestión. Es la loa constante salida de un cerebro hueco. Hoy detiene la financiación y mañana la reabre. Hoy dice una cosa y mañana hace otra. Al jamón ibérico lo confunde con jamón serrano. Como dice mi amigo José: “Ya que está en campaña, podría explicarnos a los españoles cuál es su programa de gobierno, si gana las elecciones… lo suyo es el clásico parloteo del charlatán de feria para vender su crecepelo”. En fin, lo dicho, que el holgazán anda en disfunciones.

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