El poder transformador del patriarcado y del Rey

El poder transformador del patriarcado y del Rey

El lunes juraron el cargo los ministros, ministras y ministres del elefantiásico ejecutivo de Sánchez. También fue el día del anuncio del reparto de algunos cortijos públicos cuyos despachos irán a parar a algunos humanos de género indeterminado, lo que ellos llaman “de género fluido” y los que nosotros, de toda la vida, hemos llamado los que “comen carne y pescado”. Gracias a ese extraño mérito vaginal, Podemos y el PSOE nombraron como directora del Instituto de la Mujer a Beatriz Gimeno, y como directora de los asuntos LGTBI y de la Diversidad a otro ser inquietante, Boti García. Inquietante no porque yo no respete la cosa de la “diversidad”, sino porque vienen a trinchar a nuestros hombres como un pavo de Navidad, pues éstas abogan por “marcarnos la agenda sexual penetrando analmente al hombre heterosexual”,sic, por orden política, con el fin de que el género masculino entienda “cómo se clava en la vida y en el cuerpo de las mujeres la heterosexualidad”. Así que, compañeras, si tenéis a un tío tío a vuestro lado ponedle a salvo, porque tras la inminente glaciación lésbica, en el futuro, encontrar un empotrador será más difícil que tropezar con un molar de mamut circulando por la autovía del Cantábrico.

El otro gran nombramiento que resolverá, sin duda, la vida y el futuro de las mujeres, fue el de Irene Montero. Y cómo no será el poder transformador de la moqueta que hasta la esposa de Iglesias dejó a un lado aquellas inclinaciones magnicidas suyas que padecía hace 6 años por las que anhelaba lanzar al “Borbón al tiburón”. Ahora, Irene, la cajera de los economatos Saturn recién ascendida a Ministra por el pichabrava del vicepresidente Iglesias, desfiló ante el Rey Felipe VI en la jura de su nuevo cargo insólitamente limpia y solicita. Qué dominio del paso y del protocolo. Parecía un infante de Regimiento de Arapilers 62. Aunque estaba rígida como un palo y tenía la mandíbula prieta como la institutriz de un internado austriaco con bruxismo, ya no quedaba nada de aquella partisana rebotada de instituto.

A mí me parece que su rictus no era por maldad, sino por esa amargura y recelo que deben sentir las feministas conscientes en el fondo de haber superado el “techo de cristal” no gracias a su lucha, sino al favor marital. Y Montero ha bajado su mano del puño en alto para colocarle al macho su envés en la posición de pedirle la paga compensatoria por los servicios sentimentales prestados.

Aún así, alabo su evolución. No sé ustedes, pero yo nunca la había visto a Montero tan hermosa como el lunes pasado en la Zarzuela. Me maravilló el maravilloso influjo domesticador del poder capaz de lograr transformar a la comunista en Tamara Falcó. La pequeña de la Preysler se la había comido revelando a una mujer con un pelo inéditamente limpio y vaporoso cayéndole sobre los hombros ataviados por una incólume americana blanca.

Es cierto que esa transformación estética no debería ser relevante. Habrá mujeres que lo consideren superficial y machista, allá ellas. Pero la verdad es que, hasta ahora, Montero e Iglesias siempre habían relacionado el jabón y la etiqueta con el poder falocrático, el robo pepero, y el fondo de armario de los diáconos de la misa dominical. Ahora, acaban de descubrir que el aseo es la más innegable ofrenda innegable de respeto al prójimo. Y lo han descubierto con un enternecedor esfuerzo por complacer al Rey.

Irene sabe que jamás tuvo la deferencia de ir tan mona con el populacho. Esos a los que Iglesias llamó en una asamblea ciudadana “lúmpenes, gentuza de clase más baja que la nuestra”. Irene sabe que Don Felipe ha logrado el milagro de la pulcritud y la distinción que jamás obró en ella el sueño revolucionario en su época de defensora de los derechos inmobiliarios o de linchadora de caseras de pisos en alquiler.

Bienvenida Irene, bienvenidas ministras y ministres al aseo y a la unción del patriarcado con el que vivís. Si habéis descubiertos sus bondades, dejádle al nuestro al menos el miembro viril.

Lo último en Opinión

Últimas noticias