El Open Arms y la izquierda política

El Open Arms y la izquierda política

Nadie negará que la solidaridad con todo el mundo constituye un objetivo muy noble. Y quien quiere y puede llevarla a cabo merece toda mi admiración. Pero una cosa es la solidaridad llevada a cabo de forma discreta, continuada y sin aspavientos, y otra es la que, a modo de “reality show”, se produce con fines propagandísticos, para manipular a la opinión pública, para tratar de desacreditar a determinados países y lanzar al estrellato a sus responsables. Open Arms merece ser situada en este segundo grupo de organizaciones. Seguramente, ninguno de los que leen estas líneas será capaz, por ejemplo, de decir el nombre de dos personas al frente de una organización como Cáritas. Sin embargo, al empresario con aspecto de afligido activista, Óscar Camps, lo habrán visto en los informativos de televisión más que a cualquier político español en los últimos diez días.

Open Arms y otras tantas ONG del mismo tipo son para la progresía política española lo que los sindicatos significaron hace 30 años. Pero una vez derribado el marxismo con la caída del Muro de Berlín, la izquierda política tuvo que buscar otros instrumentos para suplir la ideología de clase. La idelogía de los eternos descontentos y la ideología de lo políticamente correcto llenaron este vacío y conformaron un nuevo orden que le sirvió a la izquierda política  española para poder erigirse nuevamente en la brújula moral de la sociedad. A la izquierda y a todo su aparato mediático, propagandístico y de activistas les gusta controlar la cultura de masas, no con el objetivo de difundir la cultura entre los individuos, sino de ser un tipo de “reader’s digest” donde las masas consuman sus dogmas de fe.

El sociólogo Gilles Lipovetsky decía que la cultura de masas es una cultura creada para el placer inmediato, para el recreo del espíritu. Su seducción, añadía, se debe a la simplificación de la que hace gala. Se trata de la misma estrategia que sigue el Open Arms y otras organizaciones similares que hacen un evidente proselitismo de izquierdas con cada uno de sus comunicados y mensajes que lanzan en las redes sociales. El centenar de inmigrantes que se encuentran en el Open Arms claro que tienen derecho a mejor vida, pero no bajo el modo y la manera que quiera imponernos esta ONG u otras parecidas. A la izquierda le encanta crear historias bien compuestas, eficaces, sentimentales y, por supuesto, sesgadas. Mientras que resulta ofensivo el silencio que los informativos de Televisión Española guardan respecto a Venezuela y la crisis de refugiados que afecta a más de 4 millones de personas, ponen sobre la cubierta del Open Arms a una corresponsal para que retransmita al minuto lo que allí ocurre.

La situación de crisis en África no se soluciona ni con el Open Arms, ni con más barcos similares. De entrada, lo que tendría que hacer la izquierda que idolatra a estas embarcaciones es llamar al orden a los partidos políticos africanos que al igual que el PSOE son miembros de la Internacional Socialista. Los dirigentes de países como la República del Congo, Malí, Zimbabue, Guinea o Nigeria que tantos emigrantes lanzan al Mediterráneo pertenecen al mismo paraguas político internacional que el partido de Pedro Sánchez. Así, el partido “Congreso de Todos los Progresistas” del presidente de Nigeria y responsable de masacres contra musulmanes, la “Asamblea del Pueblo de Guinea”, el “Partido Congoleño del Trabajo”, el “Zanu-PF” de Zimbabue y otros tantos en África, tienen gran responsabilidad en la protección de sus ciudadanos. Pero de esto la izquierda ni quiere, ni va a hablar de ello.

Las imágenes de televisión sobre el Open Arms siempre nos cuentan historias horripilantes que conectan de inmediato con el corazón del espectador, pero al igual que esas personas han sido víctimas de las mafias, lo son también de aquellas ONG que las instrumentalizan para sus fines propagandísticos. Ya lo dije la semana pasada, en España se le quiere echar la culpa de todo al italiano Salvini, pero se pasa de puntillas a Malta, donde gobiernan los socialistas y quienes no permitieron atracar al Open Arms en su territorio. Pero, por supuesto, ni el Open Arms, ni TVE, ni el PSOE, ni Podemos hablan de ellos porque lo que más les preocupa es que sobresimplifiquemos la realidad de la manera que ellos quieren. Como decía Ortega y Gasset en ‘La Rebelión de la Masas’, para que la gente que no tiene opinión “le venga de fuera a presión”.

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