Los niños, carne de cañón del separatismo
El separatismo catalán tiene a los niños y los jóvenes en su punto de mira, porque son su carne de cañón, su principal objetivo político en el ho tornarem a fer golpista en el que se ha convertido la política catalana. De ahí, que el secesionismo use a los chavales en sus manifestaciones para cortar autopistas, para quemar contenedores o como elementos propagandísticos. Son centenares las fotos de funciones navideñas y otros actos escolares en los que la bandera estelada o los lazos amarillos forman parte indispensable de la escenografía. Por eso se empeñan en seguir utilizando las escuelas como aulas de propaganda, porque intentan que su fanatismo tribal pase de generación en generación hasta que al final triunfen sus ansias golpistas.
Pero como el independentismo se ha pasado de frenada en su ofensiva contra el español en la escuela y ha intentado desterrar a la lengua mayoritaria hasta de los patios y los comedores escolares, ha convertido al catalán en una lengua desagradable y ajena para miles y miles de niños. Como el separatismo tiene como principal elemento adoctrinador e ideológico la extensión de la lengua catalana, vieron que tenía un grave problema. Y es que los chavales apenas veían TV3, en su versión adulta o en los canales infantiles, ni escuchaban Cataluña Radio y temían que su adoctrinamiento ideológico en el «España es un país ajeno del que tenemos que irnos» no calara entre los más pequeños –futuros votantes y lanzadores de cócteles molotov-.
De ahí, que se volcaron en crear contenidos para los jóvenes en los medios de comunicación de la Generalitat, con la intención de adaptarse a sus inquietudes para poder adoctrinarlos mejor. Escogieron como influencers para llegar a los jóvenes a cómicos tronados que usan un humor teóricamente transgresor, pero en realidad casposo y racista –Jair Domínguez y Peyu–, y a activistas de las que incitan a salir a la calle a provocar algaradas –Juliana Canet-. El «puta España» que muchos de ellos usan como saludo sólo ha calado en los que ya eran chicos de la gasolina del entorno cupero. Y no les bastó porque vieron que no conseguían sus objetivos con la velocidad deseada. Así que se lanzaron a por el mundo musical.
Y para ello decidieron crear triunfitos a la catalana, cantantes jóvenes en los que la chavalería pudieran verse identificados. Por supuesto, buena parte de los músicos escogidos son jóvenes “adecuados”, que es lo mismo que decir independentistas dispuestos a adoctrinar a sus fans en las virtudes del «España es caspa» y «Cataluña es Europa y ha de ser independiente». TV3 y sus aliados mediáticos se volcaron en Eufòria, un Operación Triunfo para jóvenes «adecuados» que triunfó en la Cataluña que ve TV3, que sólo es la mitad de esta comunidad autónoma, pero que bastó para llenar el Palau Sant Jordi, porque la Cataluña separatista ya no abarrota la Diagonal, ni la Meridiana, pero sí un concierto.
Por supuesto, ya empiezan a sacarle rendimiento político y cuatro de los concursantes de Eufória participarán este 11 de septiembre en la autodenominada Fiesta por la Libertad que organiza Òmnium Cultural, una de las entidades separatistas que más activamente apoyó el golpe de Estado del 1 de octubre, lo que llevó a que su presidente, Jordi Cuixart, fuera condenado por sedición por el Tribunal Supremo y posteriormente indultado por Pedro Sánchez. Cuatro ídolos de la chavalería en un concierto que, según manifestó Òmnium en un comunicado, busca ser un “llamamiento a convertir la Diada de nuevo en una jornada de movilización popular en defensa de los derechos y libertades de Cataluña”. Cómo decía el gran Bernardo Schuster, «no hace falta decir nada más».