Misión y servicio de la Agencia EFE
Como conozco el tema del que escribo, lo dejaré explicitado por corto y por derecho: soy partidario de que España tenga una gran agencia de información de titularidad pública que sirva a la sociedad y al Estado frente a las legítimas opciones privadas, Europa Press y Servimedia, entre otras, y en muchas ocasiones profesionalmente más solventes, profesionales y rápidas.
Subrayado lo anterior, como primera providencia, tengo que escribir y escribo que la existencia de lo que debería ser una maquinaria perfecta de información sufragada con los impuestos de los ciudadanos contribuyentes se debe sustanciar con tres misiones básicas. La primera, transmitir a los abonados noticias locales, regionales, nacionales e internacionales que respondan a los ejercicios con rapidez, veracidad, objetividad y capacidad técnica (esto es, que estén bien escritas, de acuerdo con los parámetros académicos exigidos). La segunda, no olvidar que, al fin y a la postre, EFE es un instrumento del Estado en la persecución de los intereses generales de sus nacionales. La tercera, no obviar que ese instrumento tiene que ofrecer de forma veraz y objetiva una imagen nítida de España en el mundo exterior. He dicho imagen «veraz y objetiva», no que se convierta en una agencia de comunicación cualquiera al uso.
¿Cumple la actual Agencia EFE esos cometido básicos exigidos? No. Lo dicen muchos abonados e, incluso, muchos de sus profesionales, hartos de ser comparsas del poder político, el nepotismo/amiguismo o los intereses personales sin que puedan tener en consideración los vitales elementos técnicos de capacidad investigadora e imaginación mediática.
Numerosos emprendedores y empresarios suelen exhalar sus quejas acerca de no poder contar con EFE para transmitir sus hechos objetivos y sus logros, tanto sean en forma de resultados o de las capacidades de sus empresas; especialmente llamativas, señalan, son las carencias en empresas tecnológicas o aquellas de altos componentes de I+D+i. Hay que excluir de este pasamanos a Telefonica o Samsung. ¿Quizá por sus capacidades –preguntan– para organizar viajes de promoción y placer para los profesionales?
Los directores de EFE suelen tener buen cuidado a la hora de difundir los contenidos de índole política. Saben que, de existir tendencias obscenas en ese sentido, la oposición se les vendría encima en sede parlamentaria que, teóricamente, tiene la misión de controlar a la agencia pública, en ocasiones, funcionando como mera agencia oficial.
Es en los asuntos económicos donde la incapacidad es más obscena. Los emprendedores no quieren quilombos públicos y temen la reacción negativa de los teóricos profesionales de la información si denuncian una situación injusta. De ahí que se estén buscando canales internacionales (especialmente en Europa y Amética) para tratar de difundir sus logros y sus hazañas empresariales… «Que yo sepa, dice uno de los afectados, también pagamos los impuestos que van a sufragar la agencia de noticias que siempre dicen es de todos».
Según la web oficial de EFE, la teórica directora responsable de Economía se llama Emilia y se apellida Pérez González, mujer que fue de confianza de Garea. De algunos de sus redactores/redactoras hablaremos próximamente. Sigan atentos la pantalla.
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