La ministra Montero ve amor por España en el corazón de ERC

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  • Teresa Giménez Barbat
  • Escritora y política. Miembro fundador de Ciutadans de Catalunya, asociación cívica que dio origen al partido político Ciudadanos. Ex eurodiputada por UPyD. Escribo sobre política nacional e internacional.

Aquí es que les da todo igual. Ya no sabes si es burla o una falta total de sentido de la realidad o de consistencia mental. La cosa es que hay una parte de la sociedad española dispuesta a votarles una y otra vez. Todo porque no salgan “los otros”. Como si esto fuera una competición entre equipos de fútbol rivales. Lo digo ahora por esas surrealistas afirmaciones de María Jesús Montero, ministra de Hacienda por la gracia del demonio o de lo que sea. Que el Gobierno y ERC de Cataluña “comparten el amor a España”, canta. Se trata únicamente de que ellos se salgan con la suya y continúen incrustados en el sistema todo el tiempo posible. Porque manda narices su “amor por España”. ¿Dónde habrá estado la ministra estos últimos ocho años, hibernada? Y hablamos de un partido que ya protagonizó un golpe de estado en el 34.  Señora: a España la odian casi tanto como a los catalanes no independentistas, sobre todo los que somos de familia y de lengua materna catalanas. Traïdors i botiflers. Estamos apañados si confiamos en que le importemos a nadie. De la izquierda, ni hablar. Y recordamos momentos estelares del PP con los que se cubrieron de notoriedad (en el sentido anglosajón, totalmente negativo)

La máquina de la tergiversación, la difamación y el odio sigue perfectamente engrasada gracias a la liberalidad de todos ustedes. Por ejemplo, esta semana pasada estuvo en boca de muchos (debido a una falsa atribución a las fuerzas oscuras hispanas de una censura en los medios que nunca existió) la proyección del documental “La estafa de Andorra”, de Eric Merola, que promueve la tesis de que España fue capaz de enredar a una consultora importante y ¡al gobierno de los Estados Unidos! para coaccionar a la Banca Privada de Andorra para que suministrara pruebas contra Puigdemont, Junqueras y Pujol. En él se monta una construcción con los clásicos elementos a los que estamos tan acostumbrados los catalanes no nacionalistas: banqueros relacionados con el cierre de BPA aportando justo la versión conspirativa del asunto. Y eso que algunos de ellos ya eran delincuentes con experiencia en el lavado de dinero. Gente de toda confianza. Naturalmente, todo ello en un plasma de agravios históricos, el “España nos roba” y ese conocido odio de todo español por nuestra querida lengua. Sin contar el blanqueo de la memoria de Pujol, este estadista, ¡puaj!  Seguro que las cloacas del Estado existen. Pero aprovechar siempre cualquier Pisuerga para atacar Valladolid, es cansino. Y lo desalentador es ver cuántos tuiteros lo acogieron como una nueva agua de mayo para sus más queridos prejuicios.

Fíjense si será de burdo que hasta el periodista Vicente Partal, director de Vilaweb y separatista amorrado a la mamella desde hace siglos, citaba la frase de Robert Fisk.

‘Como periodista me preocupan los hechos, pero también la lógica y el análisis” para opinar que “el caso del banco BPA se trata (en el documental) de una manera escandalosamente parcial”. Y que “alguna gente puede pensar que es mejor defender la hipótesis de que España ha censurado un documental pro-independencia, aunque sea muy difícil de creerlo, que todo vale. Yo no lo creo. Algunas otras vueltas ya he sostenido esta discusión, como ocurrió cuando desmontamos unas teorías falsas que decían que la Comisión Europea pagaba a Ciudadanos u otras de muy truculentas sobre el autor del atentado de la Rambla, por mencionar sólo dos”.

Bien, aquí un independentista que no aprueba el “todo vale” contra el enemigo. De coña. Aceptamos su pulpo como animal de compañía. Pero hemos visto demasiada guerra sucia durante mucho tiempo para confiar en principios o en guías morales cuando hay mucha carne en el asador. Si hasta la ministra Montero es capaz de ver el amor por España en los corazones de los de ERC, agárrense, que sí que vale todo.

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