Menos pamplinas Sánchez: la bombona de butano a 20 euros

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez

¿De qué presumes, Sánchez? ¿De qué te vanaglorias? ¿Cuáles son tus títulos para invocar el nombre del pueblo en vano? ¿Qué has hecho desde hace casi cuatro años en el poder en beneficio de esos millones de desarrapados que un día creyeron en ti? ¿Con qué derecho te proclamas “padre” de los desfavorecidos de España si los datos que aportas no resisten una pasada por la calculadora? Tú dijiste que “nadie se quedaría atrás”. Tú dijiste que la crisis, producto de la pandemia y que tu errática política ha engrandecido, la combatirías pensando en los más desfavorecidos. Tú Sánchez, junto con tus socios populistas/comunistas, te aprovechas de su dolor y de su necesidad para seguir vendiendo humo, miseria y des-futuro.

Con 50 euros que antes daban para que una familia pudiera sobrevivir durante varios días (sin caviar, of course) hoy apenas se llena un rincón del carro de la compra. Una bombona de butano, el método energético más sobrevenido por las capas populares y rurales, se ha encarecido en tan sólo doce menos en un 40%. Ya sé que esto no te preocupa en absoluto, ni a ti, ni a Begoña, ni a tus padres. Los primeros viven a costa del contribuyente y aún hacen pingües negocios aprovechando que eres jefe de Gobierno; tus amigos y conmilitones (la nomenklatura) ingresan lo que nunca pensaron en ingresar por méritos académicos, intelectuales o profesionales. Esa corrupción, señor presidente, te lleva a hacer el más espantoso de los ridículos cuando cada miércoles la oposición te pone ante una realidad viva en la España que desgobiernas. He llegado a pensar que en tu “realismo mágico” no es que mientas, simplemente tu oropel y tu engreimiento fatuo concluye que como otros sátrapas nunca el pueblo vivió mejor.

El nivel de pobreza entre ese pueblo que dices amar alcanza cotas inimaginables lustros atrás. Las “colas del hambre” son una realidad en el país sobre el que mandas (gobernar es otra cosa), aunque tus edecanes las escondan. El nivel de endeudamiento, déficit, desequilibro en las cuentas públicas –asuntos en los que has demostrado importarte una higa- no son soportables por una nación que conforma un club con normas estrictas.

Llevas tiempo, presidente, en una huida hacia adelante. Ni siquiera me he referido en esta ocasión a tus arrumacos con esa dulce portavoz bilduetarra –condenada en su día por enaltecimiento del terrorismo-, mientras te ríes de la oposición constitucionalista. Toma nota, señor del Falcon: la bombona de butano, más pronto que tarde, te devolverá al lugar de dónde nunca hubieras tenido que salir.

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