Margarita Robles, un islote de dignidad en un Gobierno prepotente y chulesco

Margarita Robles

A estas alturas, pocas dudas caben sobre la intención última del Gobierno socialcomunista de boicotear los actos institucionales organizados por la Comunidad de Madrid con motivo de la festividad del 2 de mayo. Pedro Sánchez utilizó al ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, como caballo de Troya en un desesperado intento de restar protagonismo a Isabel Díaz Ayuso. Los que ahora acusan a la presidenta madrileña de falta de respeto institucional son los mismos que llevan una legislatura tratando por todos los medios de acabar políticamente con la jefa del Gobierno madrileño.

Bolaños se prestó a una burda maniobra que ha dejado retratado como un mero mandado de Sánchez. La prueba de que la intención de Sánchez era la que era lo demuestra el hecho de que Moncloa trató de que la ministra de Defensa, Margarita Robles, renunciara a asistir al acto y cediera su puesto a Félix Bolaños. No contaban con que la ministra tiene un sentido de la dignidad y del decoro político que impidieron que se prestara al sucio plan monclovita. Margarita Robles comprometió su presencia y cumplió su palabra con una rectitud que la honra, razón por la que ahora está sufriendo las críticas de la izquierda. Si en Moncloa pensaban que Robles se prestaría a la maniobra es que no la conocen.

Lo ocurrido revela la impotencia de un Gobierno que ya no sabe qué hacer para evitar que Isabel Díaz Ayuso triture en las urnas a Pedro Sánchez en las próximas autonómicas de finales de mayo. Se han comportado como auténticos macarras tratando de entrar por las bravas en un acto donde no estaban invitados y los hechos con la chulería propia de quien se cree capaz de doblegar todas las instituciones. Madrid no admite chulerías ni presiones, por mucho que el Gobierno haya tirado de galones para intentar boicotear el día de la comunidad. Ayuso, otra vez, les ha puesto donde se merecen.

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