Lo que perjudica seriamente la salud es la hipocresía de Mónica García

Lo que perjudica seriamente la salud es la hipocresía de Mónica García

Bajo una sedicente justificación de la marihuana con fines terapéuticos, la ministra de Sanidad, Mónica García, permitirá el cannabis en pacientes con determinadas dolencias, al tiempo que rechaza el uso de los cigarrillos electrónicos o ‘vapers’. El maniqueísmo de la ministra, cuya condición de médica debería llevarla a conducirse con un poco más de rigor científico, es una soberbia demostración de hipocresía. Abrir las puertas al consumo de la marihuana medicinal -un eufemismo en toda regla, porque no hay evidencia científica que subraye sus fines terapéuticos- y rechazar de forma paralela  el uso de ‘vapers’ es una portentosa muestra del doble rasero que guía la actuación de una ministra que actúa -el verbo va ni que pintado- a golpe de criterios ideológicos, ‘fumándose’ literalmente las evidencias científicas. Y es que pretender equiparar el peligro para la salud de un cigarrillo electrónico con un cigarrillo de combustión es todo un ejercicio de manipulación que, si encima va aparejado de la defensa a ultranza de la marihuana, alcanza la condición de atentado contra el sentido común.

El populismo cotiza al alza en un Ministerio que maneja el concepto de salud en función no de criterios científicos, sino profundamente ideológicos, lo que constituye un riesgo evidente. Su cruzada contra ‘los vapers’, en paralelo con su defensa de la marihuana, es la prueba del nueve de que Mónica García no se guía por las evidencias científicas, sino por espasmódicos impulsos doctrinarios. Lo que la lleva a considerar que el cannabis puede ser bueno para la salud en determinadas circunstancias mientras que los cigarrillos electrónicos son tan nocivos como los cigarrillos convencionales de combustión, pese a que en los ‘vapers’ no haya consumo de sustancias químicas nocivas. En fin, que detrás de la doble moral de la ministra se mueven otros intereses. Ya se sabe que la ideología, cuando se trufa de sectarismo, puede convertirse en un arma de destrucción masiva.

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