Lo que el CNI sabe de Pablo Iglesias
Pablo Iglesias el 1 de noviembre, recién despierto, escribió el siguiente Tweet:
Luís María Anson acababa de asegurar que “el CNI dispone de un arsenal de irregularidades y vergüenzas del líder podemita. Sería mejor no tener que exhibirlas y que Pablo Iglesias, con la Cruz de Borgoña a cuestas, se mese la coleta, embride su ego desbocado y se integre en el sistema que gobierna a los países de la Europa unida». Parecía que Anson daba la razón a las predicciones de Julia Otero que tiempo atrás había escrito: “Sí, señores y señoras: ha empezado la caza de Pablo Iglesias, el coletas, el telepredicador, ególatra, amigo de ayatolás, populista y chavista”. Y como siempre al mesías le siguieron sus correligionarios. Tardó poco su grupo parlamentario en anunciar que exigirían la “comparecencia urgente” del director del CNI en la Comisión de Secretos Oficiales para que diese explicaciones del por qué se investigaba a un político español. Querían —y quieren— saber quién, cuándo y por qué se le ha investigado. Por eso, con la única intención de ayudar a Iglesias sin que tenga que molestar al general Ruiz Roldán de cuyo tiempo y trabajo depende la seguridad de todos los españoles, le quiero informar de lo que el CNI tiene sobre él.
Estoy seguro que el CNI no ha investigado a Pablo Iglesias ni existe ningún dossier en La Casa con el nombre de Pablo Iglesias. El CNI trabaja cada anualidad con una Directiva de Seguridad que especifica aquellos aspectos que pueden afectar a la Seguridad Nacional —terrorismo y ayuda a las fuerzas de seguridad extranjeras— y en los que, obviamente, no aparece Podemos, Pablo Iglesias o la corrupción política. Porque el CNI se dedica principalmente a la toma de datos y la elaboración de notas de inteligencia que, posteriormente, traslada al Gobierno para la toma de decisiones en materia de defensa, terrorismo, ayuda a las empresas españolas o en su labor exterior. Sin embargo, también estoy seguro que Anson no erró al afirmar que el CNI tenía información sobre Iglesias.
La inteligencia española, a diferencia de la Policía, no prueba. Simplemente sabe. Investiga a todo aquel que mantiene relaciones con potencias extranjeras e Iglesias no puede olvidar que junto a Monedero pasearon sus saberes por Venezuela durante años. El CNI en aquella época tenía a unos profesores universitarios asesorando a un gobierno extranjero. Hoy, aquellos pedagogos han traído los saberes bolivarianos a nuestro parlamento y sus paseos con miembros de la “diplomacia” venezolana —si existieron— no debieron pasar desapercibidos a los analistas del CNI que, en ese supuesto, debieron escudriñar las andanzas del entonces meritorio, hoy dirigente morado. También intuyo que en cuanto Iglesias centró su tiempo —y su trabajo— en España el CNI les quitó el foco. No olvidemos que entre las funciones del CNI están la de detectar y neutralizar actividades e injerencias de gobiernos o servicios secretos extranjeros que “amenacen la integridad, seguridad y estabilidad del Estado”. Las noticias sobre la financiación iraní del Fort Apache estoy seguro que se estudiaron en La Casa. Tanto como que la filtración de los datos no surgió de allí.
Si Iglesias no tiene suficiente con estas suposiciones y Podemos consigue que el general Sanz Roldán, recién renovado en su cargo y con una hoja de servicios intachable, comparezca en sede parlamentaria, lo hará con una Glomar Response, prerrogativa formulada en 1975 por el Gobierno de Estados Unidos, donde “ni confirmará ni negará” la existencia de información en sus servicios de inteligencia. Más desde que se duda de la incontinencia verbal de alguno de los políticos que asisten a la Comisión de Secretos Oficiales. ¿Qué sabe entonces el CNI de Pablo Iglesias? Todo, no me cabe duda. ¿Qué sabremos los españoles de esos informes? Nada, salvo que aquellas reuniones y contactos con los países Alba (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) hubiesen afectado a la Seguridad Nacional. En ese caso no habría tuits bravucones ni molestas comparecencias parlamentarias. Porque si de algo estoy seguro es que la seguridad nacional va más allá de los intereses partidarios y que la renovación de un militar de cuatro estrellas como el general Sanz Roldán mantendrá al servicio de inteligencia sin escándalos y con una hoja de servicios llenas de su buen hacer y buen saber. Tanto como para que Pablo Iglesias nunca sepa lo que nuestros espías saben realmente de él.