Lo nunca visto: gobernador moroso
Llevo varias semanas advirtiendo respecto al perfil caradura del broncas Escrivá, quien sin mover un papel ha conseguido su gran objetivo sin más mérito que ser uno de los lewinskyanos sanchistas más reconocidos, es decir, al grito de darle a su mentor lo que éste le exige.
Ha dejado el Ministerio de Transformación Digital y Función Pública tras situar con anterioridad el grave asunto de las pensiones en un punto de no retorno, con año y pico de retraso; tiene su lógica en un tipo al que sólo le interesan él y sus ambiciones.
Cuando el ingenuo Mariano Rajoy decidió ponerle al frente de la AiRef, en el BBVA –donde Escrivá se encontraba entonces– brindaron champán incluso sus jefes directos. En los ministerios donde ha sido jefe sólo han quedado sus salidas de tono, su maltrato a los subordinados y el «sí, bwana» consiguiente a la persona que le situó en las dos poltronas ministeriales.
Una vez elegido a dedazo limpio para sustituir a Hernández de Cos al frente del Banco de España, parece que continúa como el mismo estilo autoritario, acudiendo a amiguetes y despreciando a altos funcionarios que se conocen al dedillo la casa.
Llama la atención, según algunas informaciones conocidas recientemente, que no ha declarado en sus años de ministro (seis) posesiones y activos. Y desde luego, lo más chocante en su biografía ética resulta ser que el máximo responsable de vigilar la ortodoxia y las buenas prácticas bancarias, además de hacer recomendaciones de tipo macroeconómicas y enjuiciar las políticas gubernamentales en estas materias, resulte un moroso que según tiene acreditado la alcaldesa de Torrelodones, lugar de residencia domiciliario del susodicho. Al parecer, debe al ayuntamiento del lugar 46.000 euros en impagos.
Si lo dejó dicho su jefe: Gobierno limpio y progresista… ¡Pues eso!
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