La Ley de Amnistía de Sánchez abre la puerta de la cárcel a 40 etarras ‘buenos’

Sánchez etarras

Según la Ley de Amnistía que Pedro Sánchez ha pactado con los separatistas catalanes, los delitos de terrorismo que no afecten de forma intencionada a los «derechos humanos» serán susceptibles de beneficiarse de la medida de gracia, por lo que, en virtud de dicha distinción entre terrorismo malo y terrorismo bueno, hasta 40 etarras que ahora cumplen condena, pero no tienen delitos de sangre, podrían salir de prisión. Y es que la Ley de Amnistía permitirá finalmente excluir los delitos de terrorismo «siempre y cuando de forma manifiesta y con intención directa hayan causado violaciones graves de derechos humanos», expresamente matar o torturar, lo que permitiría amnistiar a los 12 miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR) y a los 10 encausados por los disturbios promovidos por Tsunami Democràtic.

En su redactado inicial, la ley excluía de la aplicación de la amnistía a los condenados por delito de terrorismo con sentencia firme, pero la enmienda aceptada por el PSOE modifica el artículo 2 en su apartado D precisando que quedarán excluidos de la amnistía los delitos de terrorismo «siempre y cuando» la intención de los acusados fuese generar «violaciones graves de derechos humanos, en particular, las previstas en el artículo 2 y 3 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, y en el derecho internacional humanitario»; es decir, «siempre y cuando» hubiese una clara intención de matar o torturar.

Por si fuera poco, la ley contempla «la suspensión del procedimiento penal por cualquier causa» y propone que el órgano judicial que esté conociendo de la causa dé por finalizada la ejecución de todas las penas privativas de libertad y multas una vez la ley entre en vigor. No hace falta ser muy sagaz para imaginar qué es lo próximo que tocará aguantar: la salida de los presos etarras que, según la atroz y nauseabunda nomenclatura socialista, son terroristas buenos. O sea, muy respetuosos con los derechos humanos.

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