Justicia comparada

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Vídeocolumna de María Claver.

Hace un par de días un amigo me comentaba el notable enfado de algunos de los condenados por el caso Gürtel al conocer la sentencia del procés. Se da la circunstancia de que los condenados por una y otra causa han compartido centro penitenciario durante el tiempo que ha durado el juicio a la cúpula independentista. Tengo entendido que la relación ha sido cordial aunque, como denuncian, los independentistas han gozado de un trato más favorable (como el hecho de disponer de ordenadores en sus celdas o de que, en los traslados al Tribunal Supremo, no tuvieran que ir esposados como sí les ocurre al resto de presos).

Vaya por delante que no conozco ni a uno solo de los responsables de la trama Gürtel y que, como el resto de ciudadanos, me siento damnificada por una red corrupta que ha detraído recursos públicos para su propio enriquecimiento. No obstante, considero un análisis interesante comparar las consecuencias judiciales para unos y otros:

    • La sentencia de Gürtel: la fiscalía pedía un total de 732 años de prisión para 37 acusados de los que, finalmente, 29 han sido condenados a un total de 351 años de cárcel; once de esos 29 condenados cumplirán penas que van desde los 14 años hasta los 51 años, acumulando 265 años de cárcel; la condena media para esos 11 cabecillas es 24 años en prisión; y el dinero desviado por la trama corrupta se estima en 120 millones de euros.
    • La sentencia del procés: la fiscalía solicitaba 177 años para 12 acusados, pero el Tribunal Supremo ha condenado a nueve de ellos a un total de 99 años de prisión; las penas oscilan de los 9 a los 13 años y la media por condenado es de 11 años de prisión; el dinero malversado es de 1,9 millones de euros (no se contabilizan los ingentes recursos destinados por el ministerio del Interior a paliar los años de desobediencia y que, sólo el día del referéndum del 1-O, supuso un gasto de 87 millones de euros según reconoció el entonces ministro, Juan Ignacio Zoido); y, por último, ya sabemos que podrán gozar de privilegios penitenciarios en un par de meses.

En demasiadas ocasiones los ciudadanos tienen la percepción de que la Justicia no es justa o, mucho peor, que la Justicia es profundamente arbitraria y sometida a un interés general caprichoso. Apenas 24 horas han bastado para que los españoles pudiéramos comprobar la extraordinaria equivocación del Tribunal Supremo. La violencia desatada y organizada se ha exhibido como una parte del plan independentista, dejando 300 policías heridos en menos de una semana. El miedo padecido por millones de ciudadanos, los daños a nuestro Estado de Derecho, el desgaste a nuestro marco de convivencia, el deterioro para la imagen de nuestro país y los daños económicos, son incalculables y, mucho me temo, irreparables. Ayer, sin ir más lejos, el Parlamento catalán retomaba la senda de la desobediencia. No obstante, atendiendo a las penas impuestas, para el Poder Judicial representan una mayor amenaza los corruptos de la Gürtel que el órdago independentista.

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