Jueces y fiscales piden arrope y garantías a Europa

Rasputin Bolaños persiste en sus maldades. Oradar el sentido común, el Estados de Derecho y mimetizarse con la ruindad es una de las señas de identidad de este hombre pequeñito y revoltoso que se empeña en hacer méritos ante un jefe que se diluye como un azucarillo y al que ya toda España y toda Europa han tomado ya el número correcto.
Una de las pretensiones más obscenas y delirantes es reformar la Justicia contra los profesionales de la misma, de espaldas a la oposición e intentando colar a miles de jueces y fiscales afines, sobre todo, de cara a un abandono acelerado del poder. ¡Por eso es tan malvada la intención gubernamental!
En el fondo, lo que subyace en este nuevo intento de controlar un poder del Estado que les planta cara no es otra cosa que una dictadura más o menos encubierta, al estilo de lo que hace Maduro en Venezuela o lo que hizo Castro en Cuba. No creen en la división de poderes; sólo les interesa el control de la sociedad y los medios que la informan.
Trato de comprender a un sátrapa como Sánchez; un juez al que desprecia va a sentar a su mujer en el banquillo y otra jueza ignota extremeña ya ha sentado a su hermano y al amigo de éste, el hiperaforado Gallardo. De paso, otros jueces han metido mano al que fuera su hombre de confianza, José Luis Ábalos y todo parece indicar que caerán otras personas de su entorno político de máxima confianza.
De todos los planes que tiene en marcha ahora mismo el decadente gobierno sanchista el más peligroso, sin duda alguna, es el intento de reforma de la Justicia. De ahí, que todas las asociaciones de jueces y fiscales hayan convocado una huelga de brazos caídos por diez minutos, esto es, pellizco de monja, que Sánchez, Bolaños y demás cuatreros del poder se lo pasan por el arco de triunfo, además de descojonarse en las togas.
Lo que realmente les alarma es que hayan acudido en busca de amparo a la Unión Europea. Las instituciones de la UE hace tiempo que les han dado diferentes avisos al respecto. Se temen que el último que llegue a propósito de la nueva desfachatez democrática de Bolaños, ¿dónde demonios sentarás tus posaderas cuando caigas con estrépito?, tendrá una mayor dimensión y será necesariamente con estruendo.