La infamia de esconder a los muertos

Hace una semana, cuando la cifra oficial de muertos por coronavirus se acercaba a los 30.000 -sin contar a los fallecidos en las residencias, cuyo número sigue siendo un misterio-, el Gobierno socialcomunista se inventó un nuevo método contable que no responde a ningún criterio estadístico y cuya explicación es imposible de entender. Desde entonces, el Ejecutivo cuenta los fallecidos en la última semana y ofrece una cifra de muertos diaria que no guarda proporción con nada. Ayer mismo, el Gobierno vendió la falsa cifra de 0 muertos. Ningún fallecido en las últimas 24 horas, pese a que Castilla-La Mancha, por ejemplo, comunicaba 5.
España es el único país de Europa, entre los que más han sufrido el azote de la pandemia, que ya no suma muertos, sino que los resta, como ocurrió hace siete días cuando de un plumazo quitó casi 2.000 sin explicación alguna. Países como Portugal, que ha se ha convertido en un ejemplo de gestión frente a la pandemia, cuenta con poco más de 32.000 casos confirmados y 1.424 muertos, después de que las autoridades anunciaran ayer mismo el fallecimiento de otras 14 personas. España, con 239.638 contagios, ya no reporta muertos, porque su Gobierno se ha empeñado en falsear la realidad.
La trampa contable del Ejecutivo socialista alcanza cotas inimaginables. Que el Gobierno venda la idea de que ya nadie muere en España por coronavirus es una indecencia rayana en lo delictivo, porque de manera taimada y con argumentos surrealistas se están falsificando documentos estadísticos oficiales. De pronto, por arte de magia, cuando España estaba a punto de traspasar la barrera de los 30.000 muertos (sin contar, por supuesto, los 18.000 que han fallecido en las residencias, según el propio sector), el Ejecutivo se lanzó a una siniestra estrategia de «desescalamiento» de víctimas mortales. Ahora riza el rizo de lo inmoral y se permite la osadía de anunciar que en las últimas 24 horas nadie ha muerto en España por coronavirus, cuando distintas Comunidades siguen comunicando fallecidos.
Estamos ante una infamia y lo peor es que al Gobierno socialcomunista no se le cae la cara de vergüenza. Esto ya no es mentir, sino vivir instalado en la patraña.