Iglesias vende su alma a Sánchez

Iglesias vende su alma a Sánchez

Llegó la sesión de apertura de la XIV Legislatura en el Congreso de los Diputados con presencia de los Reyes, en la que no dieron la cara los 49 comediantes de Junts per Calalunya, Esquerra Republicana, EH Bildu, CUP y BNG, pues solo al final del acto comparecerían en el hemiciclo para hacer el ridículo y, cómo no, denostar a Felipe VI. Esos 49 alevosos, empeñados en que España inicie una excursión sin retorno a la decadencia, lo llevan claro, porque las pretensiones de unos provincianos de turismo en Madrid, resultan inasumibles. Tales paletos han confundido el templo del Congreso con la plaza Djemma El Fna de Marrakech, donde cualquier cosa, se compra y se vende. Nuestra Nación todavía no ha salido a subasta libre, por mucho que los separatistas y los golpistas juren que sí.

El rey, a quien la mitad de los que componen las cortes ningunean, es el que mejor estuvo. Razonando, expresó lo que aún retumba en el Parlamento: “España no puede ser de unos contra otros, España debe ser de todos y para todos”. Hasta un rojo ficticio, Pablo hiena Iglesias, le aplaudió ¡Las vueltas que da la vida! Tras colarse por la puerta de atrás en el club del plebeyismo millonario y sacarse en la rifa gubernamental una vicepresidencia de todo a 100, la vil hiena dejó patente que era domesticable. El que soñaba con mandar al jefe del Estado a la guillotina, ahora aplaude a todo dios, incluso a don Rufián. Desde que tomase clases de flamenco, le van las palmas. Su dueño actual, Pedro cisne Sánchez, al que la hiena vendió su alma a cambio de un cargo en el Gobierno, ya no sabe qué decirle para que deje de aplaudir. El presidente está harto de aguantar tanto palmoteo de su vicepresidente, que alborota su penacho. Pero el esbirro insiste y no para de tocar palmas, por rumbas y bulerías, como un poseso.

Este pobre nuevo rico comunista, mal asesorado, no ha caído en la cuenta de que a su actual amo socialista, no le mueven los dineros que él ambiciona. El cisne sólo busca la gloria que le eternice en el poder. Es un romántico puro, está enamorado de sí mismo. Pone cara de póker y muda de ideología hasta dos mil veces por hora, según le convenga. Convierte su único vicio, mentir, en halagos y promete al idiota de turno la luna, lo que quiera pedirle. Le da igual que sea Torra o torrezno. Como jamás cumple con nada pues todo se la suda, el gran patrón ratifica su título de encantador de serpientes: las hipnotiza y luego, las hace bailar al son de su flauta. Que se lo digan a la hiena, o a los 49 provincianos aludidos. Todos le siguen, imantados por una fuerza superior, sin parar de brindarle palmas. No nieguen al bello cisne su capacidad para seducir a necios codiciosos, ni su ingenio, que engaña a tantos gañanes traidores.

La hiena siempre será el mendigo coñazo que aplaude y prospera gracias al canto del cisne, al que vendió su alma a cambio de poco poder y un buen montón de monedas. El socialista Pedro Sánchez, ha hecho del comunista Pablo Iglesias, un monigote de usar y tirar. Cosa de agradecer. Si el cisne respalda al rey, a la Constitución y pasa de un criminal como Maduro, no hay social-comunismo, ni por el forro. Entonces España solo sería socialista o lo que diga Sánchez, que podría seguir mintiendo, sin parar, de acuerdo a su estilo. Pero sin ineptos comunistas que destrozan la economía, fríen a impuestos y montan una salvaje cleptocracia, los españoles seríamos felices.

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