¡Horror! Illa reclamo electoral del PSOE

¡Horror! Illa reclamo electoral del PSOE
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  • Carlos Dávila
  • Periodista. Ex director de publicaciones del grupo Intereconomía, trabajé en Cadena Cope, Diario 16 y Radio Nacional. Escribo sobre política nacional.

El subjefe (el jefe es, con amplia bibliografía, Pedro Sánchez) de los mentirosos del país, Salvador Illa, a la sazón ministro de Sanidad, va a ser paseado como un auténtico héroe por las hordas socialistas en las campañas electorales de Galicia y el País Vasco. Illa, según refieren los periódicos separatistas catalanes, ya ha transmitido a los secesionistas que, en función de ese encargo, no podrá sentarse con ellos en la nueva Mesa de la Vergüenza que exige Esquerra Republicana de Cataluña. Su portavoz, Rufián, se siente engañado por el Gobierno que le prometió una segunda edición de ese cambalache indigno para la primera semana de julio. Illa, que en la anterior edición del pasado febrero se mostró casi como jefe de la Delegación del PSOE, ha irritado a los independentistas. Estos, en venganza, han anunciado su voto contrario al decreto que va a consagrar la reapertura de España, si es que, el maldito virus en equipo con los imbéciles que en pueblos y ciudades españoles le están apadrinando, no nos vuelve a secuestrar como ha amenazado la vicepresidenta del Gobierno, aún en convalecencia, Carmen Calvo. Lo ha hecho, eso sí, más que nada para disuadir al personal de que se vaya con el botellón a su casa, a lo que el gentío, estúpidamente, ha respondido que no le viene en gana obedecer.

Y es que han sido tantas las mentiras del dúo de mentirosos crónicos Sánchez-Illa, bien arropado por el doctor Fernando Simón, que en su mayoría los rebeldes del sarao no se creen (ya escribo que son unos perfectos mendrugos) que el COVID esté tan activo como para aparecer por ejemplo en Binéfar y, en consecuencia se bañan en tropel y en topless, bailan sin agarrarse porque eso ya no lo hace nadie, y se largan de picnic para compartir la tortilla, a cinco centímetros, del vecino de excursión. Un epidemiólogo de los que tengo de guardia, a la vez que insiste en que esta vez el COVID no va a ser tan letal, añade que el pueblo en general le ha perdido el miedo al bicho, entre otras cosas porque no se fía de los que le alarman porque éstos le siguen mintiendo sobre el horrible caudal de muertos que soportamos.

Esto, la inconsistencia falaz de Illa, aclara el experto, no es lo que piensa el Gobierno de Sánchez y allegados leninistas, que se dispone a exhibir como trofeo electoral a Illa, el político que más ha hecho desde la Transición por que el país abandone su proverbial alegría y se mude hacia la murria. Un eurodiputado me indica al respecto: “Cada vez que vuelvo a España me encuentro con una gente mustia y cabreada, al revés de Bruselas o Estrasburgo que, desde que ha empezado a salir en la calle, los paisanos parece que están celebrando el Armisticio”. Tiene el eurodiputado sólo parte de razón porque aquí la muchachada está más bien, y nunca mejor dicho, por el “comamos y bebamos que mañana moriremos”.

Así que Illa, que hace meses sólo era un amiguete que le recordaba, filósofo al fin, a Iceta los muchos inconvenientes de los siniestros Marx y Engels, se ha convertido, fíjense por dónde, en el pivote sobre el que el PSOE piensa bascular las esperanzas electorales del 12 de julio. la verdad es que sus candidatos domésticos en Galicia y el País Vasco no dan para nada. El contrincante de Feijóo es un economista incógnito, Gonzalo Caballero al que, las encuestas fiables (no el CIS, que eso es un bodrio para consumo de aborregados fans) le sitúan arrasado por el sempiterno presidente popular. Es cierto sin embargo que como las mareas se han ido en Galicia océano adentro, los leninistas “indepes” se están apuntando o al citado Caballero o el BNG que está a punto de comerle la tostada a los susodichos zarrapastrosos de la ruptura con España. Y eso por lo que se refiere a Galicia. En el País Vasco Idoia Mendía poco se deja ver, pero lo mismo se va a de copas con el terrorista Otegui que tiene que limpiar las cagarrutas que meten en su casa los discípulos del secuestrador de Rupérez. Mendía está destinada, de nuevo, a comportarse como el complemento directo de los chicos de Deusto, un PNV al que no le roza ni el escándalo de su antiguo diputado foral, Alfredo de Miguel que se lo llevó crudo para él y para los “jetzales” de Sabin Etxea, ni los muertos de Zaldívar, ni la pésima gestión del Coranovirus. Pero, el PNV, en definitiva, puede incluso lograr más diputados que hace cuatro años y pico.

En Galicia, Feijóo está a punto de atrapar el escaño cuarenta y dos, y en el País Vasco el PP se teme que el heroico (así, sin otra calificación) Carlos Iturgaiz tiene excesivamente complicado que le caigan los siete que, en principio, parecían imposibles. Ciudadanos se quedará para vestir abisinios (de esta forma le llaman ya al subidito Bal) en Galicia y para sisarle quizá un par de diputados a los tontos del haba del PP que, si ahora fuera el tiempo, no consentirían en buscar la alianza con el partido de Arrimadas. Ella. por cierto, reaparecerá en público tras su maternidad en un mitin con Pablo Casado. Y frente a todos, ya digo, el reclamo de Illa quien, quiera Dios que no, a lo peor le sorprende un nuevo secuestro por propagación del maldito virus. Eso: ¡Illa, Illa, Illa y Sánchez maravilla! Un insoportable eslogan.

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