El grave problema de la emigración ilegal

El grave problema de la emigración ilegal
El grave problema de la emigración ilegal

Los datos son concluyentes. Baleares está a la cabeza de la tasa de criminalidad en toda España. Ya puede Armengol utilizar los eufemismos que quiera, pero el problema no sólo existe, sino que se acrecienta día a día. La sensación de falta de seguridad en las calles es patente y los ciudadanos no son ajenos a ella. Imágenes que hasta hace poco eran propias de la Barcelona de Ada Colau se reproducen peligrosamente en la Palma del socialista José Hila. La espiral de violencia va en aumento y la policía se siente impotente porque le faltan medios.

El origen es evidente. El aumento exponencial de la emigración ilegal llegada este verano a las costas baleares ha disparado la delincuencia hasta puntos insostenibles. Negarlo es absurdo porque con darse una vuelta cuando cae la noche por el centro de Palma o por el Arenal resulta suficiente para palpar el peligro. Y estamos sólo en la primera fase: dentro de poco tiempo los delitos se perpetrarán también de día, a plena luz del sol. No hace falta ser un adivino para predecirlo. Basta con seguir el rastro que deja Barcelona.

Marga Prohens le dijo hoy a la cara al indigno ministro Marlaska lo que Armengol negó ayer en el Parlament, la existencia de una ruta de emigración ilegal con Argelia que ha llenado de delincuencia las islas. «Se lo vengo a pedir yo porque sé que no lo hará Armengol», subrayó la presidenta del PP, que no vive ajena al problema, como sí hace el PSIB eludiendo su responsabilidad.

La Playa de Palma ha vivido un infierno este verano con la proliferación de bandas de argelinos que se han dedicado a atracar a los turistas. Ha habido casos a diario, algunos de ellos violentos. Con el otoño ya aquí y el fin de la temporada en puertas muchos mallorquines se preguntan atemorizados: ¿a quién robarán ahora estos desalmados? Armengol y el socialismo han convertido lo que era un paraíso en el mayor foco de delincuencia del país. Ni en la peor de nuestras pesadillas pudimos imaginar algo así.

 

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