Exprimidos a impuestos para pagar la mamandurria socialcomunista
El hachazo fiscal de Pedro Sánchez a los españoles tiene cifra: 43.000 millones de euros, que es lo que han pagado de más en impuestos en relación con lo que se pagaba en 2019. La pregunta es obvia: ¿Esos 43.000 millones de euros han redundado en beneficio del bien común o han servido para financiar el desmesurado gasto público del Gobierno socialcomunista? La respuesta, no hace falta ser un lince, es que una gran parte de esa astronómica cantidad ha ido destinada a la compra de votos y a amamantar a la legión de afines que han encontrado acomodo en las distintas administraciones públicas gobernadas por la izquierda, una mastodóntica estructura a modo de gigantesca mamandurria.
El hachazo fiscal de Sánchez a los españoles se ha producido en un contexto de alta inflación y con una deuda pública disparada. El dato ofrecido por el PP es revelador: el PIB real de España en 2022 todavía estaba por debajo del PIB de 2019, pero, sin embargo, el esfuerzo económico de todos los españoles en la última campaña de recaudación de impuestos es un 20% superior al de 2019. Esta situación la están pagando las familias españolas, exprimidas a impuestos, y también las pequeñas y medianas empresas que han visto incrementados sus costes de manera brutal. Todo para que el socialcomunismo pueda seguir engordando el gasto público como si no hubiera mañana. No es cierto que el hachazo fiscal de Sánchez haya servido para desplegar un enorme escudo social como presume el Gobierno. Ese argumento no se sostiene. Lo cierto es que el Ejecutivo ha esquilmado literalmente a los españoles para comprar voluntades con cheques y para mantener a pleno rendimiento una maquinaria orientada a pagar las nóminas o ayudas de los afines a la causa socialcomunista. Todos esos estómagos agradecidos que llevan viviendo al socaire de una izquierda que presume de solidaria, pero que en realidad sólo es solidaria con los suyos. Esos, desde luego, sí que han tenido un escudo social.