En España hay 13 millones de “ricos”, según Pedro y Pablo

Sánchez-Iglesias
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en una reciente reunión (Foto: EFE).

La podemización de España es como la peste: no hay rincón ni ADN que se libre de ella. Sutil peste, pero peste al fin y al cabo. Una peste que se va introduciendo silenciosamente en tu organismo hasta que el día menos pensado te percatas de que no hay vuelta atrás porque estás invadido: hablas como Pablo Iglesias, dices las mismas imbecilidades que él, vistes como él, con ese look impostado como si no hubieras lavado la camisa en un mes, ennegreces tus piños para clonificarte aún más y gastas la misma limpieza personal que el tipo. No te compras un chaletazo como el suyo porque tu pareja y tú no ganáis 300.000 pavos al año ni tenéis cuentas en paraísos fiscales como las Islas Granadinas. Las consecuencias lógicas del lustro que llevan medios y medias de comunicación metiéndonos podemismo en las venas en cantidades industriales.

Hemos asimilado toda esa propaganda basuresca de tal manera que el subconsciente colectivo patrio considera un delito de lesa humanidad haber ganado dinero honradamente, ser de centroderecha, no digamos situarse en la derecha pura y dura, ser creyente, ir a misa, tener una bandera en el balcón, considerar que España es una gran nación, que en la Guerra Civil no hubo malos y buenos, sólo malos, que Otegi es un terrorista y Junqueras un golpista y no se cuántas cosas más. Nada nuevo bajo el sol. Está todo inventado. Tampoco los alemanes odiaban a los judíos y, tras el correspondiente y machacón lavado de cerebro goebbelsiano, los convirtieron en la raza a extinguir.

Cómo será la cosa que la última trola de esta gentuza, que buena parte de la opinión pública da por buena por culpa de la mayoritariamente podemita opinión publicada, es que el apartado fiscal de los Presupuestos Generales para 2019 consiste en una subida de impuestos a “los ricos” para “devolver a los pobres el dinero que los recortes les han quitado”. Como si esto fuera Tanzania, Gambia o Zimbabue, donde unos pocos figuran en lugares de honor en la lista Forbes mientras el resto de la población se muere de hambre. Estos Goebbels que no suelen utilizar demasiado los servicios del Canal de Isabel II olvidan que somos la duodécima potencia económica del mundo, que gozamos de un Estado de Bienestar que es la envidia de la mayoría de los que ocupan los 11 primeros puestos y que hay menos pobres pidiendo por la calle que en cualquier gran ciudad estadounidense o europea.

Una vez más, no cuela. A éstos les pone tan cachondos la mentira, que no le dicen la verdad ni al médico. Los Presupuestos Generales de Podemos, que no del Estado, los que nos llevarán a una ruina bolivariana más pronto que tarde, son básicamente una tomadura de pelo. Lo que no son cuentas, son cuentos. Cuentos podemitas en este caso. Los números son tan tozudos como insobornables y los guarismos certifican que 3.300 de los 5.700 millones de subida del gasto saldrán del bolsillo de la clase media y de las más bajas. Los ricos de verdad, los Amancio, Botín y cía, gozan de 100.000 instrumentos a su disposición para poner la pasta a buen recaudo en un segundo. Tan sólo tienen que apretar un botón.

Los Presupuestos Generales de Podemos, que no del Estado, los que nos llevarán a una ruina bolivariana más pronto que tarde, son básicamente una tomadura de pelo

Vamos a seguir contando mentiras podemitas… tralaráááá. En España hay ni más ni menos que 13.000.000 de vehículos que funcionan con diésel. Trece millones de conductores, entre los que me incluyo, que han optado por ese combustible para ahorrar. Porque te cuesta mucho menos llenar el depósito y porque dura más. Vamos, lo normal. Una costumbre que se acrecentó en tiempos de crisis por aquello de que había mucha menos pasta en la butxaca. Pues bien, a estos 13.000.000 de españoles nos van a subir un 31% los impuestos sobre este combustible, eso sí, en cómodos plazos, en cuatro años.

Y ahora yo me pregunto: ¿somos “ricos” esos 13.000.000 de contribuyentes? ¿O somos los tontos que vamos a pagar la fiesta de Sánchez, el copresidente Iglesias y las cesiones milmillonarias a nacionalistas vascos y secesionistas catalanes? Tan cierto es que el diésel es muy contaminante, emite 40 sustancias peligrosas, 15 de ellas cancerígenas, como que una medida así no se puede aplicar de la noche a la mañana, sin dejar un plazo de un lustro como mínimo para que la gente cambie de vehículo mediante el plan renove de turno.

Más “ricos” a los que van a joder la vida: esta vez tampoco son Amancio, Ana Botín, Entrecanales o los March sino las autoescuelas. Unas autoescuelas que normalmente son un autónomo o dos. Gente que, además, se las ve y se las desea para sacar adelante sus negocios por la baja natalidad, los seis años que duró la recesión y las recurrentes huelgas de examinadores. A estos “ricos” también les aplicarán el robo fiscal del diésel. ¿Y por qué, si camioneros y autobuseros se librarán? Pues porque, manda huevos, no están considerados “profesionales del transporte”. Está en riesgo un sector que da de comer a 32.000 personas. Entre tanto, todos ellos gritan irónicamente al aire: “¡Gracias, Pedro Sánchez!”.

“Ricos” también son los autónomos, la mitad de ellos para ser precisos. Qué, si no, van a ser el millón largo de españoles a los que les van a obligar a apoquinar 35 euros más a la insaciable Agencia Tributaria al mes, o lo que es lo mismo 422 más al año. Otra barrabasada que empobrecerá a unos trabajadores que tienen menos derechos que los demás, que las pasan canutas para ganarse las lentejas. Españoles que viven en la incertidumbre constante, sin saber qué será económicamente de ellos al mes siguiente. Este millón y pico de contribuyentes/votantes/ciudadanos “ricos” también toma nota y lanza al viento el irónico “¡gracias, Pedro Sánchez!”.

Desde la distancia ideológica que separa a un liberal de unas socialdemócratas, tengo tan buen concepto en lo personal y en lo profesional de María José Montero y de Nadia Calviño como inempeorable de quienes en realidad han redactado los Presupuestos, el pijo vecino del barrio de Salamanca Pablo Echenique y el marqués de Galapagar, Pablo Iglesias. No es casualidad, por ejemplo, que el logo del partido bolivariano figurase en el documento oficial que suscribieron el presidente del Gobierno y el secretario general de Podemos junto a una ventana del Palacio de La Moncloa. Tan cierto es que estos son los Presupuestos que nunca hubiera gustado alumbrar a Pedro Sánchez como que los hechos son los que son: serán los que, salvo que los golpistas catalanes y los aprovechateguis del PNV lo impidan, salgan adelante. Porque la culpa de las desgracias que traerán estos Presupuestos Generales no es sólo de Pablo Iglesias, que también, sino sobre todo y por encima de todo de quién se los consiente: Pedro Sánchez.

No es casualidad que el logo del partido bolivariano figurase en el documento oficial que suscribieron Sánchez e Iglesias junto a una ventana del Palacio de La Moncloa

La subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a 900 euros es otra farsa. Purita demagogia. Nadie alberga ninguna duda de que con los actuales 735 euros es difícil vivir como que estas actualizaciones hay que hacerlas gradualmente para no gripar la economía. Esta medida afectará a unas pymes y micropymes (en las grandes se paga bastante más que el SMI) que en el caso de una de 10 trabajadores encarecerá su coste salarial en 30.000 euros al año. Consecuencia: o paga en negro o tendrá que despedir. Consecuencia de la consecuencia: habremos hecho un pan como unas hostias.

La patraña podemita consentida por el PSOE queda definitivamente al desnudo cuando chequeamos las cuentas públicas y descubrimos que sólo 600 de los 5.700 millones de sablazo fiscal lo satisfarán los contribuyentes que ganan más de 130.000 euros y los “ricos” de verdad, aquéllos con una riqueza superior a 10 kilazos y a los que se les encarecerá un 1% el Impuesto de Patrimonio. Son tan sinvergüenzas ellos, y nosotros tan crédulos, nos tragamos todo, que les compramos una moto más averiada que la vespa de mi abuelo. ¿O es que acaso alguien ha olvidado que el tipo general del IVA pasó del 16% al 21% en dos años (2010-2012) y ahí sigue? Lo digo porque astillan el mismo IVA un rico de verdad como Pablo Iglesias que un pobre de solemnidad. En fin, que nos van a seguir sajando para que ellos continúen viviendo como marqueses, comisionando como si no hubiera un mañana y tirando con la pólvora del Rey a todo lo que se mueva. Yo también voceo al viento el grito de conductores de diésel, autónomos y propietarios de autoescuela: “¡Gracias, Pedro Sánchez!”. Por cierto: así empezó Zapatero… y así terminamos todos como terminamos.

PD: la gran cuestión pendiente es por qué se ha fijado el umbral de la subida del IRPF en 130.000 euros y no en 90.000, por ejemplo. ¿Tal vez porque Pablo Iglesias e Irene Montero ganan en conjunto más de 200.000 pavos al año y 100.000 por separado?

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