España decidió… Más de lo mismo
Pedro Sánchez es el gran ganador de estas elecciones. Tiene cuatro años por delante para gobernar, con una crisis económica en el horizonte, unos independentistas que le harán falta para formar gobierno (aunque sea absteniéndose en segunda ronda), un socio envenenado de la izquierda populista y la lógica oposición desde el centro y la derecha. Que hayamos elegido a un presidente mentiroso, que viaja en avión oficial a la boda de su cuñado y declara secretos esos viajes para no explicar su coste; que tenga una tesis doctoral falsa y amenace a periodistas con querellas por informar de ello, o que nombre a dedo a candidatos no ha supuesto ningún problema ético para sus votantes. Quizás porque en la izquierda no hay nada más donde elegir.
Pablo Casado es el gran derrotado. No dimitirá (como haría cualquier político en un país democrático) y el PP afrontará un periodo de turbulencias con desenlace imprevisible. El giro a la derecha de hace 40 años, a la Alianza Popular de Fraga es lo que le ha pasado factura, no las dudas sobre su máster.
Albert Rivera crece. Sube respecto al pasado pero no llega a las expectativas de ser la primera fuerza del centro derecha. No podrá pactar con el PSOE porque se quedaría sin discurso. Aunque los tres grandes partidos deberían plantearse un cambio de ley electoral exigiendo un mínimo % de votos recibidos del total nacional para entrar en el Congreso. En Cataluña y País Vasco quienes quieren destruir la nación están beneficiados por el sistema vigente.
Pablo Iglesias salva los muebles… dependiendo de que En Comú Podem – Guayem, que han obtenido siete diputados, formen o no grupo parlamentario propio. Son abiertamente independentistas. El más beneficiado por los dos debates y el más taimado, Iglesias, se puso piel de cordero sobre su pelaje depredador contra la democracia y las libertades. Su hipocresía cínica de hacer una cosa y decir la contraria, o el casoplón, no le pasaron suficiente factura.
Santiago Abascal ha irrumpido en el Congreso con 24 diputados, que no son pocos, pero se habían levantado más expectativas por ellos mismos (entre 40 y 60) y les sabe a poco. Es la derecha más clásica, no extrema o ultra como lo tildan los políticos y periodistas del pensamiento único de la Casta corrupta, que ven demócratas a Bildu o la CUP, y crecerá a costa del PP.
Turbulencias en Cataluña. El independentismo crece. ERC traslada 15 diputados al Congreso de España con el 3,88% de los votos. Los independentistas de derechas en Cataluña, JxC, 7 escaños, 1,90% votos; los vascos del PNV, 6 escaños, 1,77% votos; y EHBildu, filoterroristas, 4 escaños, 1,14% y los mismos 200.000 votos que ha tenido históricamente el partido político que soportaba a ETA. Es asunto de salud democrática la necesidad de aplicar en España el criterio existente en otros países que exige entre el 3 – 5% del total de votos emitidos para entrar en el reparto de diputados.
La izquierda ha ganado. Los problemas de la crisis económica, territoriales en Cataluña y País Vasco, inmigración ilegal y violencia asociada a la misma, en especial contra las mujeres; la manipulación, injusticia legal y estafa con el falso feminismo, o la confrontación entre las dos Españas por la Memoria Histórica mal gestionada veremos cómo se resuelven. En la noche electoral en Ferraz no hubo banderas republicanas y sí algunas españolas, coreándose “viva España, viva el socialismo”. Suena a toma de conciencia de los militantes socialistas del peligro que supone renunciar a la bandera y la nación.
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