OPINIÓN

Elogio de la fachosfera

Elogio de la fachosfera
Xavier Rius
  • Xavier Rius
  • Director de Rius TV en YouTube. Trabajó antes en La Vanguardia y en El Mundo. Director de e-notícies durante 23 años.

Hace unos años el dirigente del PP catalán Juan Milián publicó un libro premonitorio: El proceso español (Deusto, 2021). Milián (1981) -no confundir con el histórico del PP catalán Manuel Milián Mestre (1943)-, defendía la tesis de que los independentistas habían exportado el procés.

O, mejor dicho, que Pedro Sánchez lo había importado. Al fin y al cabo era el mismo tipo de populismo. Jugaba con cierta ventaja porque, como politólogo, había sido diputado autonómico durante tres legislaturas entre el 2011 y el 2017. O sea que pudo presenciar, in situ, los desvaríos del procés.

Porque, en efecto, Sánchez ha copiado los métodos. Hasta diría que los bulos. Aunque aquí, en Cataluña, los llamaban «posverdades», que queda más fino. Una falsedad es una falsedad. La llames como la llames.

También, desde luego, la apropiación de las instituciones -de esto los ‘indepes’ también sabían un huevo-, las cortinas de humo, las huidas hacia delante. Sánchez es un alumno aventajado de Puigdemont. Y, desde luego, mucho más peligroso. A su lado, el ex presidente catalán es un pardillo.

Pese a que, en realidad, la amnistía es la constatación del fracaso. Nadie emprende un procés de independencia –»transición nacional» lo denominaron– para acabar pidiendo la amnistía. Señal de que no ha llegado a ninguna parte.

Eso sí, les queda un último recurso: ya que Cataluña no será independiente como prometieron —¡a los 18 meses empezando a contar en el 2015!— vamos a joderla al máximo. Es el pataleo, tan frustrante en política.

Hay otros paralelismos porque las cosas se pegan. El abogado de Santos Cerdán es nada menos que el exdiputado de la CUP Benet Salellas, el mismo que envió a Mas a la «papelera de la historia». Lo único que antes iba con jersey y ahora va con americana y corbata.

No les aburriré más con el personaje porque ya tuve ocasión de trazar un perfil el pasado 23 de junio. Recordé entonces que lo de la «papelera de la historia» -la frase mítica con la que se desembarazaron de Mas- no es cosecha propia sino que la pronunció Trotski en su momento. O sea que, en el procés catalán, todo era fake. Hasta eso.

Pero hay que decir que su estrategia de defensa ha sido demoledora para su propia cliente. Debió decirle: «tú declárante una víctima de la persecución política y esto está hecho». La cosa empezó a torcerse a media mañana, cuando trascendió que incluso la fiscalía -¿la fiscalía de quién depende?- pedía prisión para Santos Cerdán. El problema es que los abogados del procés -con alguna excepción como Javier Melero- tendían a confundir el Supremo con un plató de TV3.

Hay más paralelismos. ¿Se acuerdan de la manera en que desprestigiaban a la prensa? Especialmente la digital, que era la que llevaba la voz cantante a la hora de desvelar exclusivas. La de papel, no; porque está cogida por un sitio. Les llamaban despectivamente «fachosfera», «pseudomedios» y «tabloides digitales».

Por eso quiero rendir un modestísimo homenaje a todos ellos. No solo a OK DIARIO -y espero que ni el director ni el director adjunto se lo tomen a peloteo- sino a todos los que han publicado exclusivas. Sufrieron una campaña de desgaste.

Se habrán dado cuenta de que ya no utilizan estas expresiones emanadas de los gurús de La Moncloa y que los llamados «bulos» -como el famoso informe de la UCO- se han ido confirmando uno a uno. Es, en cierta manera, el triunfo de los digitales frente a los dinosaurios de papel condenados a la extinción por su falta de independencia informativa. Solo es cuestión de tiempo.

Como en la prensa catalana también ha habido palmeros. Siempre digo que la clase dirigente del procés fue política y mediática. Unos, los políticos, llevaban la voz cantante. Otros, los periodistas, actuaban de fogoneros. Echaban leña al fuego.

Tampoco aquí creo que haga falta dar la lista de nombres porque han circulado todo tipo de memes e imágenes por las redes. Quizá con la excepción de Jordi Évole, aunque ya lo han hecho en las páginas de información. Su artículo en el que pedía una calle para Santos Cerdán es para enmarcar. Una calle, no; pero una celda, seguro.

Lo último en Opinión

Últimas noticias