Donjuanismo político y cien mil viviendas

Pedro Sánchez

¿Han practicado, queridos lectores, el donjuanismo amoroso alguna vez? ¿Quizá lo han recibido o padecido?

El donjuanismo hoy es un término psicológico que se refiere a un patrón de comportamiento de seducción y conquista de múltiples parejas (con posterior y repentino abandono) por parte de un hombre o de una mujer. El término, como saben, proviene del personaje literario Don Juan, un seductor legendario que es conocido por su habilidad para engatusar a las damas.

Este patrón de actuación puede ser destructivo, especialmente si el donjuán (o doñajuana) tiene una personalidad narcisista, el seductor narciso que busca en la conquista una proyección de su propia imagen, en lugar de una relación auténtica y genuina; por supuesto, se la traen floja los sentimientos, necesidades y deseos de la víctima. Cuanto más difícil, ¡mejor! Está enfocado en sí mismo y empleará su atractivo físico, carisma y aptitudes para manipular a las personas a su alrededor como objetos, como peones de ajedrez, para alcanzar su meta.

¿Les va recordando a alguien de sus ámbitos privados? ¿Y de la vida pública?

Un narcisista puede deshacerse en promesas grandiosas que a menudo no cumple porque es secundario para él; su enfoque principal es satisfacer sus deseos a través de los «muñecos», es decir, del resto de la gente.

¿Han escuchado o lanzado al mundo promesas vacías de amor eterno, lealtad, compromiso y apoyo incondicional que jamás pensaban llevar a cabo?

Los narcisistas y los donjuanes pueden cambiar rápidamente de opinión y despreciar sus compromisos psicopáticamente. Por lo tanto, es aconsejable la prudencia a la hora de confiar en los exagerados ofrecimientos (de un narcisista) y verificar, analizando su trayectoria con lupa, si sus acciones tienen relación con sus artefactadas campañas electorales… No olvidemos que el pasado es el más infalible predictor del futuro.

En efecto, el electoralismo es una práctica en la que los candidatos toman decisiones y hacen promesas basadas en la posibilidad de ganar votos, en lugar de tomarlas bajo principios filantrópicos o por el bien de la comunidad.

El donjuanismo político se refiere a una actitud que algunos políticos adoptan para ganar apoyo y poder. Al igual que el personaje de Zorrilla, utilizan su encanto, habilidades comunicativas, promesas desproporcionadas y beneficios específicos para ciertos grupos o minorías de votantes, en lugar de abordar problemas más amplios o trabajar en soluciones a largo plazo.

En la política, el donjuanismo puede manifestarse de diferentes maneras, desde la seducción personal hasta la manipulación emocional de las masas. Lo de menos es el bien común; se trata de un montaje evidente y elemental para atesorar votos.

Desafortunadamente, a o ideología:

Pedro Sánchez, como saben, manifestó en su campaña electoral de 2019 que no buscaría un pacto con partidos independentistas catalanes. Sin embargo, después de las elecciones, llegó a un acuerdo con ellos para asegurarse la presidencia. En su discurso de investidura, añadió que no habría un referéndum de independencia en Cataluña… ¡Ay!

También nos garantizó que no se aliaría con Podemos y que preferiría liderar un Gobierno en solitario y buscar acuerdos con otros partidos en temas clave. Sin embargo, después de las elecciones, Sánchez no obtuvo una mayoría suficiente y llegó a un acuerdo con lo que él mismo llamaba izquierda radical (y que le quitaba el sueño) para formar la coalición.
Otras promesas clásicas de los políticos de izquierda en campaña suelen ser, atentos: la reducción de la deuda (una vez en el poder, aumentan el gasto público y la deuda); crear empleo y aumentar el salario mínimo y la inversión en sectores estratégicos; medidas para proteger el medio ambiente y ¡viviendas! Cientos, miles, millones de viviendas con las llaves en la puerta y un llavero que reza: ¡vótame!

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